Thursday, 28 de March de 2024 ISSN 1519-7670 - Ano 24 - nº 1280

Carles Esteban

‘Desde la creación de la figura del Defensor del Lector en La Vanguardia en 1993 numerosos aspectos del periódico se han ido adecuado a las peticiones o sugerencias de los lectores, siempre que la tecnología y el respeto de los procesos de producción lo han permitido. Es un buen ejemplo de cómo los lectores que eligen un medio de comunicación como herramienta de información y entretenimiento acaban siempre influyendo, de una forma u otra, en el resultado final del producto. Y es bueno que las empresas escuchen con atención la voz de los lectores, especialmente de aquellos que hacen de la lectura de un medio de comunicación un acto cotidiano, habitual y satisfactorio.

LETRA MÁS GRANDE. Uno de los temas recurrentes que hemos abordado los tres defensores del lector con que ha contado La Vanguardia ha sido la queja de algunos lectores respecto al tamaÒo de la letra de algunos suplementos o servicios asociados (cartelera de espectáculos, etcétera). En los últimos tiempos la Revista que aparece en la edición dominical de La Vanguardia, que hace unos meses fue sometida a una remodelaciÛn (que incluía una sustancial modificación del diseño y la utilización de una familia de letras diferente de la del resto del diario), había concentrado las quejas de algunos lectores ya que el tamaño de la letra era algo menor que el utilizado en elperiódico. El departamento de Diseño, que comanda el director adjunto de Arte, Carlos Pérez de Rozas, e incluye a la redactora jefe de la especialidad, Rosa Mundet, tomÛ nota de las quejas enviadas por los lectores y ha buscado una solución que cumple dos premisas: es viable desde el punto de vista tecnológico y da satisfacción a los lectores que pedían un tamaño de letra más grande. A consecuencia de ese trabajo, la Revista que cada domingo publica La Vanguardia cambia, a partir de hoy mismo, el tamaÒo de su letra, y lo incrementa para dar satisfacción a los lectores que se habían manifestado en ese sentido. Se mantiene la familia de letra llamada Nimrod, que es la misma que se utiliza en el suplemento Cultura/ s, que se caracteriza por un ojo tipográfico grande en las letras base (por ejemplo a, o, n, m), mientras que los caracteres ascendentes (por ejemplo, la d o la b) y los descendentes (por ejemplo, la p o la q) son cortos. Hasta ahora el cuerpo (tamaño) de la letra era de 8 puntos, y a partir de ahora ser• de 8,5, lo cual debería redundar en una mejor legibilidad.

Los lectores, que elogiaron un•nimemente el reciente cambio en la cartelera de espectáculos, siguen manteniendo, no obstante, alguna queja por el tamaño de la letra, que algunos consideran también demasiado pequeña. Esta tema tiene peor solución que el de la Revista, puesto que un mayor tamaño de letra implicaría dar menor información, aunque el departamento de Diseño sigue trabajando en ello. Y también estudia otras recientes sugerencias, como la del lector Antoni Oliva, que pide que se valore la posibilidad de incluir todos los días de la semana los horarios de las sesiones golfas (las posteriores a las 12 de la noche) para programar las salidas del fin de semana, asÌ como añadir la duración de la película o recordar el título original por ser datos ‘de gran interés para los cinéfilos’.

SEXISMO Y POLÍTICA. El pasado dÌa 16 de diciembre, la sección de Internacional publicaba una crónica del corresponsal en Londres, Rafael Ramos, en la que explicaba los importantes cambios que se han producido en la cúpula del Partido Conservador brit único. En la portada del periódico se destacó dicha información con un escueto titular que rezaba ‘Una lesbiana será vicepresidenta de los tories’. La lectora Elena Alzamora escribe al Defensor del Lector a propósito de este titular y dice: ‘Sexismo puro y duro. No puedo entender cómo un periódico que se precie publique este tipo de título en primera página. ¿Acaso importa la condición sexual del director de este periódico, o la de un juez del Supremo, o la del camarero de la esquina, o la del médico de urgencias…, o lo que realmente debería privar e importar son sus capacidades profesionales y, por qué no, su validez como persona?’.

La Vanguardia tiene por norma no reseñar la condición sexual de los protagonistas de una noticia a no ser que esté relacionada, precisamente, con ese aspecto, como ha sucedido recientemente, por ejemplo, con los matrimonios entre personas del mismo sexo que tantos ríos de tinta han hecho correr en los últimos meses. En el caso que nos ocupa, los responsables de la primera página de aquel día señalan que ‘la noticia se tituló de esta forma porque era uno de los aspectos más relevantes de la renovación del Partido Conservador británico, que sin duda quería lanzar a la sociedad británica una poderosa señal de cambio y modernización, ya que ha sido durante muchos años un partido de marcada tendencia homófoba. No había en nuestro ánimo la intención de ofender a nadie’. El corresponsal Rafael Ramos, por su parte, señala que ‘el nombramiento de una persona homosexual -hombre o mujer- para un alto cargo del Partido Conservador británico es sin duda noticia, y así lo ha entendido toda la prensa del Reino Unido. Los tories se hallan en una fase de modernización tras haber perdido las últimas tres elecciones, habiéndose dado cuenta de la necesidad de apelar al voto de nuevas generaciones con valores sociales diferentes y sin prejuicios -o no tantos- hacia los homosexuales. El gran partido de la derecha británica, cuyos militantes tienen un promedio de edad superior a los sesenta años, se opuso hasta hace poco en la Cámara de los Comunes a la equiparación de la edad de consentimiento para mantener relaciones sexuales entre los homosexuales y los heterosexuales, y una de sus principales figuras, Michael Portillo, vio seriamente comprometida su carrera política tras verse obligado a confesar que en su época estudiantil había mantenido relaciones homosexuales. En el caso del artículo al que se refiere la lectora, lo más curioso no es que los tories hayan nombrado como vicepresidenta del partido a una mujer que reconoce abiertamente que es lesbiana, sino que además se trate de una millonaria’.

VENEZUELA. En mi artículo del pasado 11 de diciembre recogía la controversia generada por las informaciones sobre la reciente campaña electoral vivida en Venezuela, con unos lectores que criticaban la labor del corresponsal Joaquim Ibarz y otros que, en cambio, pensaban que sus crónicas reflejaban correctamente la singular realidad venezolana. La polémica ha seguido en plena efervescencia y esta oficina ha recibido más de 20 comunicaciones nuevas sobre el particular. Con la diferencia de que las cartas que aprueban la labor del corresponsal son abrumadora mayoría. Y curiosamente proceden muchas de ellas de venezolanos, unos residentes en su país, otros en España y otros que alternan temporadas en ambos países. Entre los lectores críticos, Mar Griera considera que el tono interpretativo de las crónicas de Ibarz vulnera reglas del Código Deontológico suscrito por el Collegi de Periodistes de Catalunya y pone como ejemplo, entre otros, una frase de una de las crÛnicas en las que se aseveraba que ‘Venezuela camina hacia el totalitarismo’. Dice la lectora: ‘¿Quién dice que Venezuela camina hacia el totalitarismo? ¿De dónde lo ha sacado el señor Ibarz? ¿Es un hecho o propaganda ideológica?’. Los lectores que han escrito elogiando la labor del corresponsal -que, insisto, son la inmensa mayoría de quienes se han preocupado por este asunto- no tienen dudas al respecto. Un venezolano residente en Barcelona, que pide que no se utilice su nombre por miedo a represalias, señala: ‘Desde mi punto de vista, los artículos del señor Ibarz son un buen reflejo de la realidad y le felicito por ellos. Además, pido a La Vanguardia que siga cubriendo la información de Venezuela, ya que la situación es muy crítica y va camino de empeorar. Chávez pretende dar un velo democrático a una dictadura que se profundizará’.’