Friday, 26 de April de 2024 ISSN 1519-7670 - Ano 24 - nº 1285

“Não queremos nada vinculado ao passado”

El tiempo construye el encuentro con quien la revista Forbes ha definido como una de las personas más poderosas del mundo este año. Dalí pintó el tiempo blando y escurridizo. Qué razón tenía. Solo una hora para comer con Wadah Janfar (Yenín, Palestina, 1968), ex director general de Al Yazira (2006-2011), la televisión que ayudó a interpretar la complicada caligrafía del mundo árabe. Sesenta minutos para quien “ha puesto” – según la publicación Foreign Policy – “al canal árabe en el mundo”. Alguien a quien su aparición en los papeles de WikiLeaks le costó el puesto y alguien también que sufre una “gran presión” desde hace años por parte de Estados Unidos, los gobiernos árabes, los rusos, los chinos, los talibanes, los musulmanes islámicos. Es como enumerar el mundo. “Sin embargo, en Al Yazira no nos importa. Es la razón por la cual es tan influyente en el espacio árabe, los ciudadanos sienten que no sirve a propósitos políticos”, avanza Wadah Janfar, padre de cinco hijos y amante de la España andalusí.

Pero volvamos al tiempo, que se escurre. Son las ¡12.30! Una hora imposible para que almuerce un español, le reconoce el periodista. Pero bueno, hay que pedir al camarero. No hay más agenda. Wadah Janfar vuela enseguida a Estambul tras participar en unas jornadas sobre innovación tecnológica organizadas por la Fundación Bankinter. Y se siente cómodo en el bar del hotel Ritz, pese al lujo, lo cual tiene su valor para alguien acostumbrado a la dureza de ser corresponsal de guerra – “El mejor momento para comprender a las personas”, admite – durante los años de plomo de Irak.

Ação contra Irã “seria um erro colossal”

Sorpresa. El gazpacho que ha pedido llega caliente en vez de frío – se agradece cuando en la calle hace seis grados. Y viene maridado con un tema que le tensiona: su renuncia a la dirección general de la televisión catarí en septiembre después de que un cable de WikiLeaks de 2010 mostrara que había retirado imágenes de niños heridos en hospitales para reducir el tono crítico de una información sobre la participación de los americanos en Irak. “Si recibimos una queja, la estudiamos. Da igual del país del que provenga. Y si es legítima y profesional, la atendemos. Es lo que hicimos”, se defiende.

No todo el mundo lo entendió así, pero lo comenta con el mismo timbre enérgico con el que analiza el tratamiento televisivo de los últimos instantes de Gadafi. “Cuando ves a alguien implorando por su vida, sientes simpatía como ser humano, pero vivió por la sangre y murió por la sangre.”

Con una lectura del mundo transparente, niega – así se había publicado – que prepare un canal de televisión en Libia y es enérgico con Estados Unidos. “La salida de Irak es una oportunidad para empezar a hablar con el mundo árabe en términos de respeto y no de fuerza”, reflexiona Janfar, quien asegura que el cambio ya se siente en la región. “Nuestras sociedades son muy inteligentes. Con la elección de los islamistas nos mandan un mensaje: no queremos a nadie que pertenezca al pasado” ni que amenace el porvenir. Una acción contra Irán “sería un colosal error”, advierte. Y se marcha al aeropuerto, sin tiempo para café ni postre. Y uno no deja de pensar que no será que, como el verso de Leonard Cohen, ha visto el futuro, y es un asesinato.

***

[Miguel Ángel García veja é jornalista de El País]