Friday, 26 de April de 2024 ISSN 1519-7670 - Ano 24 - nº 1285

“Os jornalistas são cada vez mais necessários”

En tiempos de crisis y con las instituciones deslegitimadas para los ciudadanos, la tarea del periodista cobra vital importancia. Y para desempeñar esa labor siguen formándose cada año generaciones de jóvenes. Ayer se inauguró el nuevo curso del máster de la Universidad Autónoma y EL PAÍS, que ahora dura dos años, y recibieron su diploma los de la última promoción, que hace el número 26. A todos ellos, Joaquín Estefanía, director del máster, les hizo saber que han vivido en medio de la “tormenta perfecta”, el momento de la democracia en el que más se ha deteriorado la vida política e institucional y las condiciones de trabajo de los trabajadores, también de los periodistas. Pero también expresó la necesidad de valorar el oficio, ahora más que nunca: “La diferencia entre disponer de democracia y libertad de expresión y no tenerla, es enorme. No es cierto que lo que hasta hace poco valía mucho, ahora no valga nada y no merezca la pena. No nos vaya a ocurrir que esta libertad de expresión y esta democracia imperfecta solo despierten una lealtad apasionada y la defendamos cuando las hayamos perdido”.

Sobre el mismo asunto ahondó el presidente del Grupo PRISA, Juan Luis Cebrián, involucrado en este proyecto desde que, hace 28 años, se lo plantearon siendo entonces director de este diario. “El futuro está en vuestras manos. Siempre he dicho que el futuro será de los periódicos. Es algo que está por ver. Creo que tengo la edad suficiente para no ver su muerte. Cada vez serán más importantes los periodistas a la hora de vertebrar acontecimientos en la mayoría de países, fruto de la eclosión de las nuevas tecnologías”.

Peixinho dictó la conferencia que inauguró el máster de periodismo

Cebrián tuvo un recuerdo para los ERE en su propia casa —”una crisis que vosotros habéis vivido en primera persona en la sala de redacción de EL PAÍS y en otros medios del grupo”— para luego confirmar que “merece la pena seguir apostando por la escuela de periodismo”.

Ana Teresa Peixinho, directora del curso de Periodismo de la Universidad de Coimbra, fue la encargada de pronunciar la conferencia inaugural, en la que defendió la existencia de una sólida formación para los periodistas, que, de otro modo, convertirían la profesión en algo frágil. Cebrián celebró que en Coimbra estos estudios estén integrados en la sección de Filosofía y Comunicación. “Es un acierto. En realidad a mí, que estudié una filosofía bastante escolástica, me insistían los profesores y maestros en que lo esencial en el filósofo era la capacidad de asombro. En definitiva, la curiosidad”, algo íntimamente relacionado con la profesión periodística.

José Luis García Íñiguez, que ahora trabaja en la Cadena SER, fue la voz de sus compañeros de máster. “Somos una promoción que ha salido adelante en un contexto poco alentador. Pero, al mismo tiempo, hemos tenido la suerte de acercarnos a esta crisis con ojos y oídos de periodistas. Pudimos ver en primera fila la realidad de los desahucios, pasear por las calles los países rescatados o analizar, con Joaquín Almunia, los problemas que sufre la Unión Europea”.

Estefanía: “Los periodistas no deben callar ni por conveniencia, ni por pereza”

Joaquín Estefanía puso de manifiesto la valía de la profesión periodística al dirigirse a los alumnos: “Nuestro oficio, con todas sus limitaciones, forma parte de la vida de los ciudadanos, junto con el derecho a una educación pública y de calidad, junta a la sanidad pública, junto al imperio de la ley y el derecho a disponer de un empleo seguro y bien remunerado”. Nada de todo esto debe perderse, dijo y citó al poeta Luis Cernuda: “Recuérdalo tú y recuérdalo a ellos”. Desde la escuela de periodismo de la UAM-El PAÍS, Estefanía explicó que se intenta “enseñar a utilizar voces rigurosas aunque templadas, pero no a callar ni a ser víctimas de la autocensura”.

A pesar del enorme papel que estos días juega la prensa en todo el mundo, destapando escándalos financieros, corrupciones políticas y dando voz a los más desprotegidos del sistema, la profesión no siempre cuenta con las alabanzas de los ciudadanos. Estefanía no quiso rehuir la autocrítica: entiende que los periodistas no deben callar ni “por conveniencia, ni por pereza, ni por conformismo, ni por complicidad ni por militancia”. Solo así, dijo y con la “ausencia de la autocensura, haremos un periodismo mejor”. Un periodismo que combata la opinión que de la profesión tienen algunos ciudadanos: “No nos consideran ya un contrapoder”, reconoció.

El rector de la Universidad Autónoma, José María Sanz, se mostró hospitalario con los jóvenes periodistas: “Considérense Universidad”, les dijo.

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El profesional debe ser culto y creativo

Ana Teresa Peixinho, directora del curso de periodismo de la Universidad de Coimbra, mostró la ilusión que se vive hoy en el periodismo de la mano de las nuevas tecnologías. Pero opina que estas nuevas herramientas “obligan a una revisión” de la profesión, “porque no hacerlo supondría tener una visión reduccionista”.

Peixinho, que pronunció la conferencia inaugural del máster de la UAM-EL PAÍS, remarcó la importancia de una buena formación para los reporteros. “Somos conscientes de que la actualidad requiere de periodistas más cultos, más preparados, más creativos. Capaces de gestionar la información que nos ofrece la realidad y, por otro lado, alejados de los poderes económicos y políticos”. “Solo los que tengan una preparación consistente serán capaces de responder a los retos, de tomar las decisiones correctas y de comprender la complejidad del mundo”, añadió.

Esta especialista en Literatura Portuguesa recordó que ahora todo es público e inmediato, lo que no quiere decir que el periodismo esté en vías de extinción ni que la sociedad vaya a dejar de necesitarlo. “El periodismo es un mediador y descodificador de lo real ante la sociedad”. “¿Bastará para nuestra formación como ciudadanos libres e independientes la información rápida que corre por las redes sociales y que comparten nuestros amigos de Facebook?, se preguntó”. Concluyó que “definitivamente no”. “Más que nunca la universidad y las escuelas de periodismo tienen una misión vital en la formación de los futuros profesionales”.

Peixinho abogó por una formación práctica, ligada al oficio y sólida: “Pues sin gente con formación sólida, actualizada e innovadora, será cada vez más frágil y perderá su identidad”.

La directora lusa lamentó la situación en su país, donde no hay una gran tradición de lectura de prensa. Y recordó que el periodismo no entró en las universidades de Portugal hasta finales de los años setenta y con polémica. Se enfrentaron entonces los reporteros de la vieja escuela, que habían tenido la experiencia vital como única maestra y quienes quisieron dignificar una profesión sin ninguna preparación académica.

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Elisa Silió, do El País