Thursday, 25 de April de 2024 ISSN 1519-7670 - Ano 24 - nº 1285

Confusão colossal

El Gobierno se metió ayer en un enredo colosal para aprobar en el Congreso la Ley de Economía Sostenible, clave hace un año cuando se presentó como un bálsamo para curar las heridas de la crisis y prácticamente olvidada desde entonces hasta hoy.

Olvidada y abandonada salvo en su disposición final segunda, que tiene vida propia y establece las condiciones para que el Gobierno pueda cerrar, previa autorización judicial, páginas web que se lucran ofreciendo enlaces a películas, música, libros o programas de televisión sobre los que no tienen ningún derecho, en una clara vulneración de la Ley de Propiedad Intelectual.

Esa disposición final segunda, conocida como ley Sinde -el apellido de la ministra de Cultura- ha desencadenado tal cantidad de protestas en la red, algunas muy beligerantes con ataques a páginas web institucionales y a ordenadores personales de los diputados, que ningún partido de la oposición ha querido dar su apoyo al Gobierno en un trance tan delicado.

En las últimas 24 horas, el PSOE ha intentado salir del enredo por varias carreteras secundarias, pero ha encontrado el paso cortado en las vías que utiliza de manera más habitual.

El PNV, con el que ha sellado un pacto que garantiza al Gobierno la estabilidad parlamentaria hasta marzo de 2012 y el apoyo a las iniciativas legislativas importantes, hizo ayer una excepción y se plantó contra la ley Sinde. Sus diputados estaban dispuestos a aprobar el proyecto de Ley de Economía Sostenible siempre que desapareciera del mismo la parte que regula el cierre de webs.

Cerrada la puerta principal de los aliados parlamentarios del Ejecutivo, el PSOE recurrió a CiU, cuyos diputados eran partidarios de regular el cierre de páginas web y no habían presentado ni una sola enmienda a la disposición final segunda. El Grupo Catalán quiso poner precio a su voto al saber que era indispensable y el PSOE se negó a pagar.

En esa tesitura, los socialistas pensaron que hasta un pacto con el diablo sería justificable para salvar la ley Sinde. Y miraron al PP. El grupo de Mariano Rajoy esperaba sentado la visita atropellada de los socialistas y planteó dar su voto a cambio de que se aprobarán varias enmiendas al texto original.

El PSOE había rechazado en el trámite parlamentario esas enmiendas que ahora el PP colocaba como precio a cambio de su apoyo. Los populares proponían nuevas garantías judiciales al proceso, lo que complicaba el cierre rápido de páginas web que ofrecieran la posibilidad de descargarse música, películas, libros o programas de televisión para lo que no tenían ningún derecho. Los socialistas sopesaron durante unas horas las ventajas e inconvenientes de aceptar las exigencias del PP para aprobar la ley Sinde pero no cedieron. Era el final absurdo de un enredo colosal.