Friday, 26 de April de 2024 ISSN 1519-7670 - Ano 24 - nº 1285

Josep Maria Casasús

LA VANGUARDIA

"Técnica y ciencia vinculadas a la prensa", copyright La Vanguardia, 8/9/02

"En una llamada efectuada este verano, el lector Antonio Pérez Serra me objeta que en la crónica de defensor titulada ?Aún aparecen demasiadas erratas? (30 de junio de 2002) no mencionara la colaboración que durante más de cien años prestaron los linotipistas a los periodistas.

?Tengo entendido -explica este lector- que estos operarios de talleres subsanaban muchos errores de la redacción al transcribir los textos originales en la linotipia. Corregían sobre la marcha a los periodistas.?

Tiene razón. Por las viejas imprentas traveseaban ?duendes? que trastocaban frases y palabras, como travesean hoy por los sistemas informáticos. Había ?duendes? traviesos, pero también había, por suerte, ?hadas? bondadosas. Eran los linotipistas.

La linotipia, máquina de componer de la cual salían líneas de texto formando una sola pieza, fue una aportación técnica determinante en el progreso de la prensa moderna. No sólo por la ayuda renovada que supuso para los redactores la intervención de unos nuevos operarios que heredaron la tradición culta de los cajistas, oficiales de imprenta que juntaban y ordenaban las letras de molde una por una. Lo fue por otras cosas.

El ?New York Tribune? empezó a probar una linotipia en 1886. ?La Vanguardia?, en 1903. La linotipia representó en aquel momento un triunfo de la técnica sobre el tiempo en los esfuerzos por ofrecer diarios con contenidos tempestivos, lo más próximos posible a la actualidad inmediata. La linotipia completaba en este orden de cosas las prestaciones de la rotativa, y concurría con los avances de la telegrafía y, más adelante, del teléfono. Nacía la prensa moderna. Las noticias podían llegar con más rapidez, se componían con más celeridad, y podían imprimirse más ejemplares en menos tiempo.

La segunda gran revolución industrial en la prensa llegaría unos cien años después con la combinación de los progresos de las telecomunicaciones, la impresión en offset, y la informática, que permite la composición en las salas de redacción. Por lo tanto, la responsabilidad por los errores y erratas recae ahora plenamente en los periodistas.

Más razones para el color

Otro lector, Humberto Martínez Fernández, interpeló también al diario, por escrito, respecto a una crónica de defensor titulada ?Cómo llegó el ?imperio del color? (23 de junio de 2002), en la que yo aludía al diseño periodístico. Me reprocha que me fuera ?por los cerros de Úbeda? al contestar a los lectores que me habían preguntado por qué no se daba color antes en ?La Vanguardia? y por qué se introdujo tan tímidamente. Se queja de que sólo expuse razones estéticas y connotaciones ?ideológicas? que asociaban el blanco y negro a la ?seriedad? de los diarios. Reconoce que son ciertas estas razones, pero considera insuficiente la explicación.

Regreso de los ?cerros de Úbeda? para atenderle. El lector argumenta que la razón principal que retrasó el color fue el coste. ?El color en impresión es caro?, afirma. Añade: ?También podríamos preguntarnos por qué se ha introducido color, a pesar de su coste. Y supongo que la respuesta es la presión del mercado. Los anunciantes quieren publicidad en color. Además, portadas, gráficos y fotos en color son más atractivos para los lectores, en una época en que la lectura disminuye ante la competencia de tantos medios audiovisuales en color?. Así es de obvio y simple, como apostilla el propio lector.

Más interés por la ciencia

También es obvio que la técnica se vincula a la evolución de la prensa. Y, de modo distinto, la prensa está vinculada a la historia de la ciencia.

En una sesión académica del Institut d?Estudis Catalans, convocada en memoria de Eduard Fontserè i Riba, descubrí este dato aportado en su discurso de semblanza por el profesor Josep Enric Llebot i Rabagliati: ?La mayor parte de científicos no tuvieron noticia de los rayos X hasta mediados de enero de 1896 a través de la prensa, a partir de un reportaje hecho en Viena. La posibilidad de ver bajo la piel era un descubrimiento espectacular que dio la vuelta al mundo rápidamente gracias al telégrafo. En Barcelona los físicos conocieron el descubrimiento de los rayos X gracias a los diarios?.

?La prensa sigue cumpliendo esta función? Por supuesto, ahora, y al igual que antes, existen otros canales de divulgación de la ciencia. Pero el diario es el medio que equilibra rapidez y consistencia en la difusión de este tipo de noticias, aunque algunos lectores, como M.? José Amor, Marc Torras Piulachs y Pau Guiu Belsa, se han dirigido al defensor durante estos meses para reclamar mayor atención hacia la información científica, máxime en ?La Vanguardia?, diario con una prestigiosa tradición en esta rama temática especializada del periodismo.

Los responsables periodísticos de cubrir la actualidad sobre asuntos de ciencia explican, a requerimiento del defensor, que todas las informaciones de contenido científico son consultadas con personas expertas.

Los disparates tienen antología, a juzgar por la colección de gazapos refrescantes que me envió este verano el lector J. Sánchez. Los acopió a lo largo de los últimos años. No todos han aparecido en este diario.

Destaco dos disparates periodísticos vinculados a la ciencia gastronómica y que no pueden atribuirse a los ?duendes? de las técnicas de composición y de impresión: ?crema de porros? (en lugar de ?puerros?), y ?huevos de centurión? (en lugar de las ?huevas de esturión?) para referirse al caviar."