Tuesday, 19 de March de 2024 ISSN 1519-7670 - Ano 24 - nº 1279

Um balanço da era Saddam

MÍDIA NO IRAQUE

Em artigo escrito pouco antes da derrubada do regime de Bagdá pelas tropas americanas, o jornalista Jacobo Quintanilla, da Agencia de Información Solidaria (AIS), analisa os meios de comunicação iraquianos e o controle e a censura exercidos com mão-de-ferro por Udai Hussein, filho de Saddam, eleito "unanimemente" em 1992 presidente do Sindicato dos Jornalistas iraquianos ? como também do Comitê Olímpico Iraquiano, da Federação Iraquiana de Futebol e até deputado parlamento, mas com 99% dos votos…

A AIS <infosolidaria@telefonica.net>, com sede em Madri, é um serviço gratuito de distribuição de textos a veículos da América Latina, dos EUA e da Espanha. Os artigos são semanalmente publicados na Agencia de Noticias de Información Alternativa <http://ania.eurosur.org/archivo.php3?idcat=13>, também madrilenha.

Jacobo Quintanilla (*)

"Sadam e Irak son uno. El Presidente es capaz de comprender a todos los iraquíes y de dirigirse a cada uno de ellos", afirma Saad El-Bazzaz, ex director de la televisión nacional y redactor jefe del periódico Al-Joumhouryia (La República) hasta su desaparición en 1992.

Sadam Husein ha transformado la prensa iraquí, que en otros tiempos fue una de las más dinámicas de Oriente Medio, en una herramienta de propaganda. Gracias a un sistema de represión y de censura institucionalizadas se ha mantenido en el poder, pero el balance resulta catastrófico en términos de libertad de prensa.

En la clasificación mundial de la libertad de prensa establecida por Reporteros Sin Fronteras (RSF), Irak figura entre los diez países más hostiles a los periodistas y a los medios de comunicación en 2002. Las once muertes de corresponsales en territorio iraquí no hacen máaacute;s que confirmar estos datos.

Hasta la caída de la monarquía, derrocada el 14 de julio de 1958, la prensa iraquí era una de las más libres y más dinámicas de Oriente Medio. Con la llegada al poder de Sadam en 1979, la guerra con Irán (1980-1988) sirvió de pretexto para imponer un control total sobre los medios de comunicación. En 1990 Sadam añadió a esa propaganda nacionalista y unificadora un fuerte componente religioso. "En 1991, Sadam Husein dio un giro de 180 grados. Mandó construir mezquitas y se apoyó en la religión para galvanizar la moral de la población, a pesar de que el laicismo es uno de los pilares ideológicos baasistas [do partido Baath]", subraya El-Bazzaz, ahora exiliado en Londres.

Según la organización de defensa de los derechos humanos Alianza Internacional para la Justicia, desde 1968 han sido ejecutados más de 500 periodistas y se calcula que otros 400 viven en el exilio.

Sólo durante el año 2001 50 periodistas huyeron de la represión del hijo mayor de Sadam Husein, Udai. Elegido "unánimemente" en 1992 como presidente del Sindicato de Periodistas Iraquíes, el "decano de los periodistas", como se hace llamar, transmite a través de su sindicato las consignas editoriales a los periodistas. Su influencia en los medios de comunicación de Bagdad es hoy más determinante que la del propio Ministerio de Información.

Además de presidir el Sindicato de Periodistas, el hijo de Sadam Husein preside el Comité Olímpico Iraquí, la Federación Iraquí de Fútbol, y en el año 2000 fue elegido miembro del Parlamento, con el 99% de los votos de su circunscripción. Pero sobre todo, se ha convertido, en menos de diez años, en un magnate de los medios de comunicación. Supervisa o dirige una decena de semanarios, varios diarios, un canal de televisión y una estación de radio, Irak FM.

En el paisaje mediático iraquí, donde todos los medios de comunicación se acercan lo más posible a la propaganda oficial, el diario Babel, el más influyente y controvertido del país, y el canal de televisión Shabab TV (Televisión de la Juventud), ambos propiedad del hijo mayor de Sadam, se han hecho notar por una cierta audacia en los temas abordados. Shabab TV incluso reproduce espacios de otros canales árabes ? entre ellos Al-Jazira ?, inaccesibles para los Iraquíes ya que están prohibidas las antenas parabólicas.

A pesar de un cierto halo de aperturismo en determinados medios, no se puede obviar la realidad. "Las autoridades iraquíes tienen una actitud escandalosa, de desprecio y hostil, hacia los periodistas extranjeros que están cubriendo la guerra desde Bagdad, y las demás ciudades del país", ha dicho Robert Ménard, secretario general de RSF.

El Ministerio de Información ejerce su control y censura imponiendo graves restricciones a los medios de comunicación extranjeros que cubren la guerra. Desde la arbitraria concesión de los visados, a los impedimentos para circular y trabajar libremente por el país, pasando por expulsiones de informadores bajo acusaciones de espionaje o por no hablar en los términos "apropiados" del gobierno iraquí. El Ministerio de Información exige el pago diario de 125 dólares por periodista (250 por equipo de televisión) y otros 100 dólares más al día por el uso del teléfono satélite, herramienta clave para los corresponsales en la cobertura mediática de esta guerra.

Además, los encargados de la propaganda iraquí prohibieron la utilización de estos teléfonos fuera del Centro de Prensa, trasladado al Hotel Palestina después de que el Ministerio de Información fuera por dos veces bombardeado por las tropas aliadas.

De esa manera, el régimen iraquí se sentía más seguro. "Creen que los estadounidenses no van a bombardear un edificio lleno de periodistas extranjeros", escribía un periodista del diario Clarín. "Pero nosotros creemos que ese es el lugar más inseguro de Bagdad desde que expulsaron a la CNN". Las últimas muertes de periodistas no han hecho más que confirmar este triste presagio. Lo que nadie se imaginaba es que la prensa se hubiera convertido en objetivo militar en esta guerra. Parece ser que Estados Unidos no quiere testigos en Irak.

(*) Jornalista da Agencia de Información Solidaria