Reporteros sin Fronteras recibió con preocupación la noticia de que Donald Sachtleben fue condenado a tres años y medio de prisión efectiva el 14 de noviembre de 2013 por ser la fuente principal de The Associated Press (AP). El exagente del FBI fue juzgado por haber revelado a un reportero de la agencia información sobre las condiciones en las que la CIA impidió un atentado contra un avión que se dirigía de Yemen a Estados Unidos. Estas revelaciones habrían dado lugar a que el Departamento de Justicia obtuviera de forma clandestina los registrosde 20 líneas telefónicas de la AP a inicios del año 2012.
“La vigilancia generalizaday la caza de informantes (whistleblowers) tienen el objetivo de impedir la difusión de información sobre la seguridad nacional, incluso cuando ésta es de claro interés público”, lamenta Reporteros sin Fronteras. En adelante, ¿quién se atreverá a hablar a los medios de comunicación de un tema crucial? Y, en estas condiciones, ¿cómo podrán los periodistas que lo abordan contar con el débil apoyo de una ley escudo a nivel federal? La condena de Donald Sachtleben se inscribe en una lógica global de intimidaciónque obstaculiza la libertad de información y el derecho a saber de los ciudadanos”, agregó la organización.
Donald Sachtleben, especialista en explosivos, fue empleado del FBI de 1983 a 2008. Se declaró culpable ante la corte federal, que lo condenó en total a once años y medio de prisión – el exagente también fue procesado penalmente por difundir imágenes pedopornográficas desde su ordenador, delito por el que recibió una pena de ocho años de prisión.
Donald Sachtleben es el tercer whistleblower condenado este año, tras Bradley Manningy el exoficial de la CIA John Kiriakou. Este último fue sentenciado el pasado 25 de enero a treinta meses de cárcel efectiva por haber revelado las torturas empleadas con sospechosos de terrorismo bajo el gobierno de Bush.
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