Una vez más Reporteros sin Fronteras hace un llamado para que se haga justicia por los periodistas asesinados o perseguidos, así como para que realice una reestructuración del espacio de difusión, en vista de las elecciones generales de este 24 de noviembre de 2013. La organización – que cuenta con una observadora en el país – espera que temas cruciales y motores, como la reforma agraria, los conflictos medioambientales, la depuración de la policía y, por supuesto, la situación de los derechos humanos, constituyan los vectores de un nuevo pluralismo y de la reconstrucción del Estado de Derecho, sacrificado tras el golpe de Estadodel 28 de junio de 2009.
Impunidad y letra muerta
Desde esa fecha, 27 periodistas han sido asesinados; en diez de los casos se ha comprobado que el crimen estuvo relacionado directamente con su profesión periodística. Este balance engrosó aún más en 2013 con varios atentadosy dos asesinatos, entre ellos, el salvaje homicidio de Aníbal Barrow, responsable de un programa informativo de Globo TV. Estos crímenes se inscriben en un contexto general de violencia política del que han sido víctimas numerosos defensores de los derechos humanos, sindicalistas, representantes de asociaciones, abogados y activistas. El periodo electoral no hizo sino agravar esa situación, en medio de un ambiente de polarización extrema.
La protección de los periodistas y de los actores de la información, así como la lucha contra la impunidad, deben figurar entre los desafíos del próximo mandato. Los repetidos llamadosque ha hecho Reporteros sin Fronteras en ese sentido son letra muerta. En los raros casos en que se juzgó y se sentenció a los presuntos autores materiales – como el del joven Roger Mauricio García, de 22 años de edad, declarado culpable de haber asesinado en 2011 al periodista Héctor Medina Polanco– no se esclareció el móvil de crimen ni se identificó, en realidad, a todos los responsables.
Debe crearse un mecanismo de investigación y de protección específico en caso de ataques a la libertad de información, en el marco de una restructuración del sistema judicial.
Frecuencias confiscadas y “hoyos negros”
La protección y la lucha contra la impunidad no son posibles si no existe una nueva regulación de la esfera de difusión, confiscadahoy en día, en detrimento de los pequeños medios de comunicación audiovisuales de baja frecuencia. Además de haberse convertido en poco tiempo en uno de los países del continente más mortíferos para los periodistas, Honduras también cuenta con un triste récord en lo que se refiere a censura por violencia directa, como lo demuestran las requisas militares que sufrieron algunos medios de comunicación. También en este caso las radios comunitariashan sido uno de los blancos principales.
De hecho, las regiones que padecen graves conflictos sociales aparecen hoy en día como “hoyos negros” de la información. La península de Zacate Grande, las regiones de Valle, Choluteca y la militarizada del Bajo Aguán son algunos de los principales ejemplos. Las milicias privadas que actúan en ellas se han convertido en verdaderos predadores, con la complicidad del ejército y de la policía.
Deben votarse nuevas reglas de atribución de frecuencias en pro de un espacio de difusión representativo de la sociedad hondureña. Este objetivo vuelve imperativo el que se ponga fin, de inmediato, a la persecución que sufren los actores de la información en las zonas más conflictivas.
Finalmente, Reporteros sin Fronteras no puede olvidar la implicación directa de ciertos medios de comunicación dominantes en el golpe de Estado del 28 de junio de 2009. La libertad de expresión no vale como pretexto para un atentado tan grave a la democracia. El diálogo nacional que esperamos debe incluir un verdadero cuestionamiento de los medios de comunicación sobre su rol y su funcionamiento.
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