Fue una travesura casi estudiantil, aunque con un costo millonario para el erario público, en momentos en que las reservas caen, avanza la recesión y la presión alcista del dólar parece imparable.No se sabe a ciencia cierta si existió el diario de Yrigoyen. Sí se sabe que Perón, en 1951, mandó a su personal escribanía (el Congreso de la Nación) a expropiar el diario La Prensa y que se adueñó de su prestigio, formato y logo para inocularle su propia ideología, que los dueños reales de ese diario execraban, entregándoselo a la CGT.
Cristina Kirchner también tiene sus propios diarios en manos de empresarios amigos a los que surte en forma con generosa publicidad oficial para que puedan sostenerse, a falta de lectores voluntarios en cantidad. Pero ella, en cada discurso, sigue obsesionada por los otros diarios, los que no le pertenecen, a los que niega publicidad oficial y que son, precisamente, los que la gente elige.
Hoy, en vez del periódico gratuito ultraoficialista El Argentino, que edita Sergio Szpolski (el empresario que más dinero recibe del Estado para sostener su creciente multimedio), la gente fue sorprendida en el subte o en las calles más céntricas de sus ciudades con una edición trucha de 8 páginas del diario más denostado por el poder desde el conflicto con el campo.
El ejemplar de este Clarín trucho lleva por fecha el 11 de diciembre de 2015 (o sea, del día siguiente de llegar a su fin el actual segundo gobierno de la actual mandataria). Su título principal de tapa dice: “El Presidente [hay tres versiones: Massa/Cobos/Macri] le paga todo a los buitres”. Luego, respetando estética y secciones del tabloid, desarrolla las noticias en la misma dirección irónica.
Un par de cosas que la acción deja en claro:
1) Se confirma, una vez más, la admiración obsesiva hacia Clarín por parte del kirchnerismo. Es el mismo sentir que el de un amor no correspondido: es contradictorio, demandante, paranoico, perseguidor, suplicante y violento.
2) Se confirma que en la estrategia del kirchnerismo figura en primer término perder para volver más tarde, que es lo mismo que hizo Menem con Duhalde en 1999. Recordar que en 2003, Menem le ganó en primera vuelta a Kirchner. De allí que les haga una formidable campaña de instalación de sus nombres a los principales candidatos de la oposición, por más que pretenda denostarlos.
3) Se confirma que lo único planificado en este gobierno son las operaciones de distracción. Mientras la economía anda por cornisas peligrosísimas, el foco está siempre dirigido a puestas de escena llamativas que distraen de los verdaderos problemas.
Y por último:
4) Se confirma que el Gobierno utiliza el dinero de todos sin restricción alguna e impúdicamente para llevar adelante sus propias cruzadas personales contra los enemigos de turno.
******
Pablo Sirvén é jornalista