Os interessados em conhecer melhor quem é Zygmunt Bauman tem a sua disposição, além do texto de Alberto Dines, O construtor em tempos líquidos , uma reportagem publicada recentemente pelo jornal argentino Perfil sob o título “Ser Populista no es siempre malo” (Não e sempre ruim ser populista, em tradução livre).
Na entrevista, Bauman repassa muitos assuntos, não apenas a política e a modernidade líquida. Ele é fala sobre o amor, a velhice, os filhos, a morte, o Facebook e a felicidade. Tem falas curtas e diretas como “La libertad absoluta es uma pesadilla” (A liberdade absoluta e’ um pesadelo, numa tradução livre) ou “La política es uma serie de oportunidades fotográficas” (A política e’ uma serie de oportunidades fotográficas), combinadas com ideias de outros autores, reflexões mais leves, tudo ilustrado com muitas fotografias, em especial uma do sociólogo de 90 anos no meio da fumaça do seu cachimbo.
A reportagem publicada pelo Perfil é extensa. Foram duas horas de conversa na residência de Bauman na periferia de Leeds, Inglaterra, onde recebeu o teimoso jornalista que passou anos solicitando a entrevista. O entrevistado respondeu apenas a metade das perguntas: mesmo assim foram quarenta. O sociólogo acabou mandando o jornalista embora, como ele mesmo descreve num texto anexo à entrevista, intitulado “La otra teoria del todo”, uma descrição dos bastidores da reportagem.
É neste texto complementar que o jornalista revela, sem pudor, que uma vez passadas as duas horas de conversa, informaram-lhe que tinha um taxi esperando por ele na porta. O carro tinha sido solicitado e até pago por Bauman para que levasse o jornalista da residência até a estação do trem. Uma forma muito britânica de pôr fim a um encontro.
A cozinha de uma entrevista é sempre interessante, porém neste caso é especial, e a trago aqui porque considero de interesse dos comunicadores brasileiros. O nome do jornalista é Jorge Fontevecchia. Jorge não e apenas o diretor do jornal Perfil, e proprietário da editora com o mesmo nome, líder no segmento revistas na Argentina. Também é o fundador da revista Caras, que chegou no Brasil depois de ser criada por ele em Buenos Aires.
A seguir os três primeiros parágrafos de entrevista com Zygmunt Bauman:
—Sus aportes son relevantes en relación con la categoría de “liquidez”. Lo que usted ha llamado “modernidad líquida” es el eje de casi todos sus ensayos. ¿Puede describir brevemente esta noción?
—La liquidez es metafórica, por supuesto. Se justifica porque poco puede mantener su forma por mucho tiempo debido a que aún el estímulo más pequeño, un cambio en la dirección del viento, la moda o lo que fuera, puede cambiar la situación. Complementando la cuestión de liquidez con otra metáfora: el interregno. El interregno fue planteado por Titus Livius en la Roma Antigua. El primer rey legendario de Roma fue Rómulo, que reinó 37 años, que era el promedio de vida de la gente común en ese momento, lo que significa que cuando murió había muy poca gente que recordaba a Roma sin Rómulo. Consideraban la presencia de Rómulo, quien daba órdenes y establecía reglas, como un estado natural del mundo. Entonces, luego de su muerte hubo una gran confusión. La única fuente de sabiduría desapareció. Aprendieron maneras de vivir la vida, ya que no había una autoridad suprema, pero los nuevos no habían sido anunciados aún. Este es el estado de interregno. En tiempos modernos, Antonio Gramsci, el gran filósofo italiano, actualizó la idea. Ya no lo conectaba a la muerte de un rey y otro sin nombrar aún, sino que era una situación en la cual las viejas costumbres ya no funcionaban, eran poco fiables, pero la nueva situación, más efectiva, más adecuada, no se ha inventado todavía. Estamos en un estado de interregno. Un estado de interregno es líquido porque no hay continuidad. La discontinuidad es tan frecuente como la continuidad, por lo cual no se puede confiar en que lo que pasó ayer pasará mañana del mismo modo. Estamos viviendo en otra condición de incertidumbre continua, permanente. Me gusta decir que la incertidumbre es la única certeza que tenemos.
—Nada es sólido.
—Sí, lo que significa que la vida, en otras condiciones de modernidad líquida o interregno, es un experimento constante. Todo puede suceder, pero nada puede ocurrir con certeza absoluta.
—Si “el amor arresta para proteger al propio prisionero porque mientras el deseo ansía consumir, el amor ansía poseer”, ¿es posible el amor en la era líquida?
—Peter Sloterdijk, el gran filósofo alemán contemporáneo, distingue entre dos tipos de economía. Una a la que llama “erótica”, y otra que denomina “timótica”. Ambas son eróticas, ya que Eros y Thymos son dioses de la antigua Grecia, pero él las distingue de tal forma que la economía erótica corresponde a la economía de engrandecimiento, o posesión, de restar valor al mundo, consumir; mientras que la timótica se rige por otra gran necesidad importante del ser humano: el reconocimiento. No lo hace porque quiera convertirse en poderoso o tenga esta ambición de posesión. Lo que desean es el respeto humano, de modo que realizan acciones para conseguir la aprobación de sus pares. Pienso que el amor es una noción y condición muy ambigua. Por un lado, están los otros elementos del enfoque económico erótico, ya que el amor es muy posesivo. Realmente desea anticiparse a los deseos de su pareja, y querer anticipar siempre llevará el peligro de la coerción debido a que las ideas de su pareja pueden diferir de lo que usted cree. Por otra parte, existe un elemento timótico también. Amor significa asimismo cuidar de la pareja, y cuidar de la pareja significa cuidar de su individualidad, singularidad, subjetividad, no tratarlo como un objeto, como en el amor posesivo. De modo que existen dos elementos conflictivos en las relaciones amorosas, probablemente sea el tipo de actitud más inquietante y riesgosa. ¿De qué manera determina la liquidez los antiguos valores? La liquidez no determina nada, ya que la mera noción de liquidez entiende que una fuerza es demasiado débil para imponer una caída prediseñada; no puede mantener siquiera su propia forma, menos aún controlar la caída de otros objetos. Lo que la liquidez hace es exponer esa ambigüedad. En la modernidad sólida, usted debe institucionalizar que la idea de amor es la unión de dos compañeros, santificados mediante el ritual del matrimonio, y es eterna. Lo que se hizo en el Cielo, ninguna fuerza humana puede disolverlo, lo que significa que la modernidad sólida construye una suerte de muro que protege esta unión, y dificulta su disolución. Tuvo aspectos desagradables, ya que si los compañeros se odiaban, tuvieron que hallar algún modus operandi para hacer de esta horrible vida algo soportable. En la modernidad líquida no contamos con estas restricciones, estas limitaciones, y por ende las relaciones humanas también se convirtieron en vulnerables. Una costumbre muy común en la actualidad de la población joven es no precipitarse al casamiento. “Vivamos juntos y veamos cómo funciona”. Pero el resultado de esta actitud es que incluso los desacuerdos más pequeños se convierten en grandes crisis. Y en lugar de intentar resolver la dificultad y llegar a algún tipo de acuerdo, consenso, se piensa como cuando su iPhone no funciona: simplemente, lo desecha, compra otro. Cuando no funciona… otro barco está a la espera. Si el mercado del amor es enorme, ¿por qué no cambiar?
A integra da entrevista esta disponível aqui .
Os interessados nos bastidores da entrevista podem acessar o link da revista aqui.