Friday, 22 de November de 2024 ISSN 1519-7670 - Ano 24 - nº 1315

‘O que agora se sabe era o último que podíamos imaginar’

La caída de Marcial Maciel a los infiernos de la Iglesia romana ha herido en el alma a sus seguidores. El fundador de los Legionarios de Cristo les parecía un santo y un genio. ‘Nuestro Padre’, lo llamaban con reverencia máxima. Hoy conoce todo el mundo que era un gran crápula. El mismísimo papa Benedicto XVI lo ha bajado del pedestal de santo con severidad inusitada. Los hombres de la Legión van asumiendo la terrible realidad con gran dolor, resignados a emprender un camino de espinas durante años. Pero resisten. En lo que va de año, sólo han abandonado la organización 22 sacerdotes, apenas el 2%, y no todos a causa del desvelamiento de estos escándalos.

Jesús María Delgado, el director de los Legionarios de Cristo y del Movimiento Regnum Christi en España, tiene el dato a mano, como un general que ordena pasar lista después del toque de retreta. Veintidós abandonos ‘en todo el mundo’, subraya este sacerdote cordobés, de 50 años. Su voz es grave, pausada, y se expresa con la tranquilidad de quien acaba de despertar de un mal sueño y comprueba que las ventanas de la habitación siguen en su sitio, pese a todo.

‘Hay entre nosotros como una sensación de liberación, sí. Bueno, por fin hemos terminado. Mal, pero todo ha acabado. Existe todavía una sensación de expectación, de espera, con el deseo de que el Papa nos indique el camino que debemos seguir. En ese sentido, hay, sí, una especie de respiro, de liberación. Ya sabemos por dónde hay que caminar. Hay unas pautas y la certeza de lo que es cierto y lo que no lo es’.

A Jesús María Delgado lo ordenó sacerdote el papa Juan Pablo II en persona, el 3 de enero de 1991. Ocurrió en la basílica de San Pedro, en Ciudad del Vaticano, el corazón de la cristiandad. Fue una mañana de gloria también para Marcial Maciel. En medio de una pavorosa escasez de vocaciones, la Legión de Cristo aportaba ese día 60 nuevos sacerdotes a la Iglesia católica. El papa Wojtyla se lo agradecía celebrando en persona la consagración de los nuevos pastores. Años más tarde, Juan Pablo II llegó a calificar a Maciel de ‘gran guía de la juventud’.

El padre Delgado tiene aquella fecha en el corazón. ¡Ungido sacerdote por el mismísimo Papa! ‘La ordenación en San Pedro coincidió con el 50 aniversario de la fundación de la Legión. Era una fecha impresionante. Imagine’.

Cordobés de nacimiento, Jesús María Delgado tenía 20 años cuando decidió hacerse legionario de Cristo. ‘Había terminado segundo de Derecho y me iba tan torcido que decidí cambiar de carrera’, afirma. Así que en 1979 ingresa en el noviciado de la legión en Salamanca, donde pasó dos años, y completó con éxito el resto de una carrera eclesiástica que le ha llevado a dirigir la poderosa organización en uno de los países, España, donde más peso tiene. Lleva cinco años en el cargo. Antes fue rector del noviciado y centro de humanidades de la Legión en Salamanca.

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Doy por sentado que conoció y trató al padre Marcial Maciel.

Jesús María Delgado – Sí, claro. Solía visitar nuestros centros de estudios y estuvo en la ceremonia de nuestra ordenación en Roma. En esas visitas y en las reuniones era cercano, pero en su vida privada era muy reservado.

La gran pregunta es cómo pudo ocurrir todo lo que ahora se conoce sin que nadie lo supiera, o nadie interviniera para impedirlo o denunciarlo.

J.M.D. – Cuando empezamos a leer las primeras denuncias, pensamos que eran literalmente calumnias. Lo que se escribía no se correspondía con lo que nosotros oíamos, veíamos y vivíamos. No dábamos crédito a lo que se decía. Resultaba increíble. ¿Cómo ocurrió sin que nos diéramos cuenta? Él era el fundador, y externamente no sólo no hacía cosas malas, sino que hacía cosas muy buenas. Lo que ahora se sabe era lo último que se podía imaginar. Le teníamos grandísimo respeto y una gran credibilidad.

¿Cuándo empieza a dudar?

J.M.D. – Las denuncias crecen como una bola de nieve y llega un momento en que internamente uno se plantea si habrá verdad… Pero pesa más lo que uno vive. Hasta que un día el director general [el mexicano Álvaro Corcuera] nos dice lo que está pasando y qué hay de verdad. Creo que fue en 2008.

La condena del Vaticano a Maciel es muy severa, pero el comunicado oficial no toma decisión alguna. ¿Qué esperan?

J.M.D. – Sabemos que el Papa nombrará un delegado y en ese momento nos pondremos a su disposición. Nuestro deseo, nuestra determinación, es colaborar. Iremos por el camino por donde el Papa quiere que vayamos.

Las instituciones suelen tener retratos de los fundadores por todas partes. ¿Qué han hecho ustedes ahora con los de Marcial Maciel?

J.M.D. – Por elemental coherencia, han desaparecido de donde estaban.

¿Había algún colegio que llevase su nombre, u otros símbolos que hayan tenido que retirar?

J.M.D. – No, no había.

Los fundadores son considerados santos en vida, y tratados como tales. Ocurrió con Escrivá de Balaguer, el fundador del Opus Dei, ya canonizado. ¿También ustedes con Maciel?

J.M.D. – Sí y no. Había respeto y admiración hacia él, pero siempre nos dijo que nuestro centro y guía debía ser Cristo, no el fundador. Hay muchos escritos con ese mensaje. Si alguien lo deificó o mitificó, como usted dice, ese fue su error, y supongo que el batacazo que ha vivido ahora, valga el término, habrá sido mayor.

Usted entra en la Legión con 20 años. Es estudiante de Derecho, una persona formada. ¿Qué pasa con los jovencitos, que llegan al noviciado con diez o doce años?

J.M.D. – Esos chicos entran jóvenes pero adquieren una gran formación: se licencian en Filosofía, estudian Teología y humanidades… No creo que haya mucha diferencia. En todos los casos, hay el mismo dolor por lo sucedido, un sufrimiento grande, pero también una paz y una tranquilidad interior enormes. Acabo de llegar de Salamanca, y percibo esa paz en nuestro noviciado allí. Pero la herida y el dolor existen, claro.

La gente busca nombres de famosos o poderosos entre ustedes, y les acusa de acumular riquezas. ¿Son legionarios algunos ex ministros de José María Aznar, la empresaria Koplowitz, José María Ruiz-Mateos…?

J.M.D. – A ver. No hay ninguna persona relevante de ningún ámbito nacional que sea directamente miembro del Regnum Christi [la sección laica de los Legionarios de Cristo], aunque tenemos tratos con algunas de esas personas, que nos ayudan y nos han ayudado con muchísima generosidad, como Ruiz-Mateos, por ejemplo.

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Repórter do El País