En esta época de prolongación de la longevidad, cuanto más largas se hacen las vidas humanas, más cortas resultan las lecturas que permiten guiar el flujo vital. La demanda de mercado lo demuestra bien, pues solo se venden microrrelatos, ensayos breves o novelas que parecen largas, pero que se leen como se escriben: de un solo plumazo. Y en la Red no digamos, pues donde estén los post de los blogueros que se quiten los artículos sesudos (como presume de ser este). Es la moda impuesta a la manada por las redes gregarias como Twitter, que requiere textos de forzada brevedad (longitud máxima de 140 caracteres). Algo que este mismo periódico acaba de emular con su último lanzamiento digital, el microblogging
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Professor titular de Sociologia da Universidade Complutense de Madri