Han pasado tres años desde el golpe de Estado cívico-militar que derrocó al presidente Manuel Zelaya el 28 de junio de 2009. Este acontecimiento, ocurrido en violación del sufragio y de las instituciones democráticas, también fue el preludio de un vertiginoso quebrantamiento de los derechos humanos y de las libertades fundamentales en un país de por sí conocido por tener un nivel de inseguridad de los más elevados del mundo.
En Honduras una persona es asesinada a balazos cada 74 minutos. Por desgracia, el impacto de esta cifra no muestra la amplitud de una violencia política permanente, que se suma a los estragos de la delincuencia cotidiana y de la infiltración del crimen organizado. Además, desde el año 2010 el territorio hondureño cuenta con un verdadero enclave militarizado: la región del Bajo Aguán, donde las comunidades campesinas padecen una represión continua en el marco de un conflicto agrario que las enfrenta a los terratenientes.
Hablar de esta realidad, defender los derechos humanos, ejercer el derecho de informar y de ser informado, puede convertirse en una sentencia de muerte para los ciudadanos hondureños. Representantes de asociaciones y sindicatos, activistas de movimientos sociales, abogados, profesores, universitarios y periodistas son algunas de las principales víctimas. Más de 70 abogados han perdido la vida en tres años por haber defendido a víctimas de abusos de la policía y del ejército. 23 de los 28 periodistas asesinados durante la última década en Honduras perdieron la vida en el periodo que siguió al golpe de Estado.
Justiça para vítimas do golpe
La impunidad perdura en casi todos estos casos. Cuando no caen por balas, los defensores de los derechos humanos en Honduras están expuestos a amenazas e intimidaciones constantes. La “reconciliación nacional” promovida por el Acuerdo de Cartagena de Indias –tras el cual Honduras se reintegró a la Organización de Estados Americanos (OEA) el 1 de junio de 2011– se redujo a palabras huecas. El regreso al país de Manuel Zelaya, en mayo de 2011, tampoco generó la paz esperada.
Sin embargo, esta situación tiene poco eco en la prensa internacional. ¿Honduras será un país demasiado pequeño y poco conocido para merecer la atención continua de la opinión pública y de los medios de comunicación exteriores? ¿Debemos esperar que ocurra otro incendio del mismo tamaño que el de la prisión de Comayagua, que dejó 361 muertos la noche del 14 al 15 de febrero pasado, para que al fin se rompa el silencio internacional?
Es también para luchar contra este silencio que la FIDH y Reporteros sin Fronteras decidieron convocar a una amplia manifestación que se realizará este 28 de junio de 2012 a las 18:00 horas en la Fuente Saint-Michel en París. Con esta movilización, que también es iniciativa de la Asociación Francia América Latina y el colectivo Alerta Honduras, se exige justicia para todas las víctimas del golpe de Estado y de la represión en Honduras.
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