Sunday, 24 de November de 2024 ISSN 1519-7670 - Ano 24 - nº 1315

Carles Esteban

‘Estas mismas páginas ya anticipé que durante muchas de las próximas semanas tendrí amos que hablar periódicamente del tema del Estatut. La crispación que acompaña su proceso de tramitación parlamentaria está llegando a límites poco imaginables en una sociedad madura como la española y la catalana, y además, está teniendo reflejo, cuando no incitación pura y dura, en algunos medios de comunicación. Pese a todo, afortunadamente, no todo es crispación, y empiezan a proliferar gestos por parte de los principales actores políticos en favor de la moderación, el diálogo y la negociación para que el Estatut cumpla las aspiraciones de mayor autogobierno de buena parte de los catalanes en armonía con el marco constitucional común.

Desde posiciones críticas con el Estatut hay opiniones razonables y discrepancias que tener en cuenta, ya que estimulan el sano ejercicio de la reflexión. En ese sentido, dos lectores se han dirigido a la oficina del Defensor del Lector en relación con dos de las muchas y variadas informaciones que este periódico ha publicado en las últimas semanas sobre el tema. El lector Pedro Manuel Peña Pérez, desde Palafrugell, expresa su disconformidad con el título principal de la portada de La Vanguardia del día 25 de octubre que decía así: El PSOE niega que el Estatut sea una reforma constitucional. En la edición de ese día se publicaba una información sobre el dictamen encargado por el Partido Socialista a un grupo de expertos para que analizasen el texto de propuesta de reforma del Estatut remitido por el Parlament de Catalunya a las Cortes Generales. Según el lector, el titular no reflejaba la realidad, ya que a su juicio ‘el texto vulnera claramente la Constitución en varios puntos y los mismos expertos que emitieron el dictamen a petición del PSOE así lo señalan’ .

La información de La Vanguardia de ese día recogía ampliamente las declaraciones de los dirigentes socialistas tras el análisis del mencionado dictamen. La crónica de José María Brunet comenzaba señalando que ‘el PSOE considera que el proyecto de Estatut no es una reforma de la Constitución, sino una legítima propuesta de desarrollo del autogobierno de Catalunya, pero lo enmendará en más de treinta puntos para adecuarlo a la Constitución y a la defensa de los intereses generales’.

El conjunto de la información ñ que ocupaba dos páginas ñ incluía un detalle pormenorizado de los puntos que el PSOE propone modificar, y un artículo de opinión de Francesc de Carreras, claramente crítico con el proyecto de Estatut, en el que señalaba que del dictamen de los expertos puede colegirse que ‘poco queda en pie de las líneas maestras que vertebran el nuevo Estatut’. Es decir, la información era amplia, aportaba distintos puntos de vista y no ocultaba nada. La elección del titular principal ñ en cuyo subtítulo también se hacía referencia a la intención del PSOE de enmendar el proyecto en puntos clave obedeció a que los responsables del diario consideraron relevante, en pleno debate sobre la tramitación parlamentaria del Estatut, que el partido mayoritario del arco parlamentario español, que además está en el Gobierno, avalase la tramitación del Estatut, en contraposición con la propuesta del primer partido de la oposición, el PP, que aboga por rechazarlo por inconstitucional.

Ese mismo día, varios periódicos titulaban en términos parecidos a La Vanguardia, mientras que otro grupo de diarios, por el contrario, resaltaba los puntos de objeción del dictamen como primer titular y daban menor relieve al detalle de que el PSOE consideraba que no estábamos ante una reforma constitucional. Como sucede en muchas situaciones conflictivas, hay quienes ven la botella medio llena y otros que la ven medio vacía. El lector que formula su queja piensa legítimamente que el Estatut es una reforma constitucional encubierta y discrepa del enfoque informativo, pero no puede decirse que el titular y el conjunto de la información ofrecida por La Vanguardia faltaran a la verdad o que ocultaran información. Simplemente optó por transmitir a los lectores la opinión, discutible como todas, pero también legítima y relevante, del partido con la responsabilidad del Gobierno.

Sobre el mismo tema, el lector Fernando Peregrín escribe a propósito de la información aparecida el día 22 de octubre en la sección de Política sobre la campaña puesta en marcha por el Partido Popular alentando a que los españoles puedan opinar sobre un cambio en la Constitución (por considerar aunque en los anuncios no se menciona ñ que el proyecto de Estatut implica una reforma de la Carta Magna). El lector señala que el titular utilizado para presentar la campaña (El Partido Popular se gastará 500.000 euros en su campaña contra la reforma del Estatut)ì es falso o puede inducir a engaño î . Sucede un poco como en el caso anterior. Es cierto que la campaña del PP no habla directamente del Estatut y sólo lo hace de la Constitución, pero todo el mundo sabe a lo que se refiere. La autora de la información, Carmen del Riego, señala en su crónica que la campaña empezará ‘en su primera fase, el lunes… y se prolongará hasta el 2 de noviembre’ , que es precisamente la fecha del debate parlamentario de admisión a trámite del proyecto de Estatut.

La cronista señala que el dirigente popular Ángel Acebes explicó que la campaña continuará hasta la aprobación o el rechazo del texto definitivo con la edición de cientos de trípticos que el partido repartirá en actos multitudinarios que pretende organizar por todo el país. Es decir, la campaña gira alrededor del Estatut ñ aunque no se mencione ñ y de la visión que el PP tiene de que el proyecto aprobado preliminarmente representa una reforma encubierta de la Constitución. El titular describe, desde un punto de vista periodístico, el espíritu de la campaña, aunque es cierto que hubiera debido ser más preciso sobre la naturaleza formal de la ésta, que es de lo que se queja el lector.

DIFUSIÓN INTERNACIONAL. La lectora Carme Argeric contacta telefónicamente con esta oficina para expresar su decepción porque durante un reciente viaje a Londres tuvo algunas dificultades para conseguir comprar La Vanguardia y demanda más información sobre dónde y cómo poder encontrarla en sus desplazamientos por Europa.

El responsable del departamento de distribución, Pau Ortega, explica las características de la distribución de nuestro periódico en Europa, que desde el pasado 8 de marzo de este año se imprime en la ciudad belga de Charleroi. Señala Ortega que ‘una vez impreso el diario, de madrugada, es distribuido por carretera en Francia, Gran Bretaña (a través del canal de la Mancha utilizando el Eurostar), Alemania, Holanda, Luxemburgo, Mónaco, Suiza e Italia. Excepto en Roma, que es el punto más alejado de esa red, el plan es conseguir llegar a los puntos de venta a las ocho de la mañana. Es cierto que se ha registrado alguna incidencia coincidiendo con huelgas de transportistas en Bélgica y Francia, y por ello en ocasiones no hemos llegado a determinados puntos, o lo hemos hecho a deshora. Pero se están arbitrando medidas para perfeccionar y reforzar la red de distribución del diario en las principales ciudades de los países mencionados, así como en aeropuertos y otros centros neurálgicos de comunicación’ .

En la actualidad, La Vanguardia cuenta con tres puntos de impresión: Poblenou (Barcelona), Illescas (Toledo) y Charleroi (Bélgica). Desde Barcelona se distribuyen los ejemplares de Catalunya, Baleares, zona de Levante, Aragón, La Rioja, País Vasco y Navarra, además de los destinados a Andorra y el sur de Francia. Desde Illescas se distribuyen los ejemplares que van al resto de España y Portugal. Y desde Charleroi, los destinados a los países europeos citados anteriormente. Pau Ortega anuncia que ante los próximos periodos vacacionales, donde hay un flujo importante de lectores que se desplazan, o ante determinados acontecimientos (eliminatorias deportivas o similares), su departamento pondrá énfasis en comunicar con antelación la relación de países, ciudades y puntos de venta donde los lectores viajeros puedan conseguir su diario.’