Friday, 22 de November de 2024 ISSN 1519-7670 - Ano 24 - nº 1315

Piada contra família real acaba em tragédia

Mientras el Gobierno británico cavila sobre la necesidad de legislar o no para acabar con los abusos de la prensa a raíz del informe del juez lord Leveson, los británicos se toparon este viernes con un drama periodístico de importación. Una de las dos enfermeras víctimas de una broma pesada de una emisora de radio australiana a cuenta de la familia real británica, fue encontrada muerta. Hay muy pocas dudas de que decidió quitarse la vida.

Se llamaba Jacintha Saldanha. Tenía 46 años, era madre de dos hijos y llevaba más de cuatro años trabajando en el Hospital Rey Eduardo VII, la institución privada en la que suelen ser atendidos los miembros de la familia real británica. El martes tuvo la mala pata de estar atendiendo las llamadas de la centralita del hospital cuando a las 5.30 de la mañana recibió una de la reina Isabel II, que quería hablar con su nieta Kate, que había ingresado el lunes con fuertes vómitos y mareos debido a su embarazo.

La enfermera pasó la llamada a la colega que estaba en ese momento en la habitación de la duquesa. El problema es que no era la reina, era una locutora de la radio australiana 2Day FM que se hizo pasar por Isabel II y a la que las dos enfermeras trataron como si fuera el monarca. Jacintha no ha podido soportar la tensión de quedarse atrapada en el centro de esa chanza y ha preferido morir. El hospital asegura que no había tomado ninguna medida contra ella y la casa real dice que en ningún momento se quejó ante el hospital. Los duques de Cambridge, Guillermo y Catalina, se han declarado “profundamente entristecidos” por la tragedia.

La muerte de Jacintha Saldanha puede interpretarse de muchas maneras, pero una de ellas es que es consecuencia de la falta de ética del periodismo. Se puede alegar que ha habido otras bromas en el pasado. En 1995, el comediante canadiense Pierre Brassard consiguió hablar durante 17 minutos con Isabel II haciéndose pasar por el primer ministro de Canadá de aquellos tiempos, Jean Chrétien, y la reina aceptó a petición suya hacer una declaración pública a favor de la unidad de Canadá en un momento de gran auge del secesionismo en Québec.

La diferencia es que Brassard engañó a todo el mundo, sobre todo a la propia Isabel II, y no solo a dos pobres enfermeras de madrugada. La conversación de Brassard con la reina tenía un valor. La de estos dos radiofonistas australianos no tenía ninguna gracia y ni siquiera se parecían remotamente a Isabel II y el príncipe de Gales. La emisora, sin embargo, decidió emitir la llamada —que había sido previamente grabada— después de consultar con sus abogados. ¿Lo hicieron porque tenía interés periodístico o simplemente porque la trampa a las enfermeras les parecía graciosa?

Al público británico y australiano ya no se lo parece. La página de 2Day FM se vio invadida de comentarios indignados y pidiendo el despido de los locutores e incluso el cierre de la emisora. “Tendríais que cerrar. Estáis enfermos”, escribe Michelle Gauvreau. “Detened a los dos y acusadles de homicidio”, demanda Douglas Goralski. “¡¡¡Espero que esto os persiga toda vuestra vida!!!”, desea Gizella Matthews.

Los dos locutores cerraron de inmediato sus cuentas en Twitter, abarrotadas de mensajes abusivos. Pero la emisora tardó varias horas en reaccionar, hasta que a las 6.30 de la tarde en Londres (las 5.30 de la madrugada en Sidney, donde está la emisora), hizo pública una nota lamentando la muerte de Jacintha Saldanha y anunciando que de momento los locutores no volverán a salir en antena. La emisora es propiedad de Southern Cross Austereo, un grupo creado el año pasado con la fusión de varias redes de radio y televisión capaces de llegar al 95% de la población australiana.

El consejero delegado del Hospital Rey Eduardo VII, John Lofthouse, explicó el martes que sus asesores legales le han asegurado que la emisora australiana “podría haber violado la ley”. “Pero, por otro lado, se han disculpado por ello y vamos a tener una larga y cuidadosa deliberación acerca de si hacemos algo o no”, añadió. Es posible que el hospital decida ahora adoptar la línea más dura posible dadas las consecuencias trágicas que ha acabado teniendo el episodio.

La noticia había trascendido a primera hora de la tarde en Londres a través de un comunicado de Scotland Yard: “La policía fue llamada aproximadamente a las 9.25 de la mañana del viernes, 7 de diciembre, para informar de que una mujer había sido encontrada inconsciente en una dirección de Weymour Street, W1. Acudió el Servicio de Ambulancias de Londres y la mujer fue declarada muerta en el lugar. Las investigaciones determinarán las circunstancias del incidente. En estos momentos la muerte no está siendo tratada como sospechosa”.

La dirección del hospital confirmó después “con profunda tristeza” que la mujer fallecida es Jacintha Saldanha, “que fue recientemente la víctima de una llamada falsa al hospital”. “El hospital la ha estado apoyando durante estos momentos difíciles”, ha declarado Lofthouse. “Nuestros pensamientos y nuestra más profunda simpatía en estos momentos está con su familia y sus amigos. Todos están conmocionados por la pérdida de una colega tan querida y apreciada”, añadió.

Es un acontecimiento trágico. Jacintha era una enfermera de primera clase que ha cuidado con diligencia a cientos de pacientes en este tiempo con nosotros. La vamos a echar mucho de menos”, declaró su presidente, Peter Carter. “Es muy triste que un simple error humano debido a una cruel llamada falsa haya llevado a la muerte a un dedicado y cuidadoso miembro dela profesión”, añadió.

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[Walter Oppenheimer, do El País, em Londres]