Thursday, 21 de November de 2024 ISSN 1519-7670 - Ano 24 - nº 1315

A construção de um colunista

Era un grande del oficio, y este libro (La construcción de un columnista. Obra periodística, 1960-1973. Debate) es un tesoro que traza un retrato de la ingente obra periodística de Manuel Vázquez Montalbán (MVM), que superó los 9.000 artículos. Escribió, desde 1960 hasta 2003, cuando murió en Bangkok a los 64 años, entrevistas, crónicas, análisis internacionales, columnas… Y jamás falló, siempre al pie del cañón. Una vez se le extravió una columna (para EL PAÍS, donde colaboró desde los ochenta). Pero jamás dejó colgado a un redactor jefe.

Eso es lo que dice uno de esos redactores jefes que tuvo, Víctor Márquez Reviriego: ‘Jamás nos dejó tirados’. José Ángel Ezcurra, el director de la mítica revista Triunfo (por cuyo trabajo Ezcurra acaba de merecer el premio Miguel Moya de la Asociación de la Prensa), recuerda una frase de Vázquez Montalbán: ‘Haber asistido a la demolición del franquismo desde Triunfo ha valido más que todos mis premios’.

Y tuvo muchos. Pero el periodismo fue su premio. Si se repasa este libro, editado por Francesc Salgado, profesor de la Universidad Pompeu Fabra, uno no encuentra sólo al periodista que fue sino al poeta, al memorialista, al entrevistador… Natalia Figueroa, periodista y poeta, que tenía 20 años cuando Vázquez Montalbán empezaba a ejercer el periodismo en la Soli (la Solidaridad Nacional, el periódico del Movimiento en Barcelona), se sometió a sus preguntas. Cuarenta años después ella no recordaba que ‘un intelectual de esa talla, un poeta’ pasara un rato con aquella chiquilla que había acudido a Barcelona, recientes sus primeros versos, para participar en la Gala de la Seda, ‘una fiesta de amor y lujo’ de la alta sociedad en la que también estaba Sacha Distel.

Memória de elefante

Esa entrevista (‘Natalia Figueroa se presenta’), como tantas de las que festonean La construcción de un columnista, revela ya al Vázquez Montalbán que luego escribiría en Triunfo su Crónica sentimental de España, ‘lo mejor de su periodismo’, para Márquez Reviriego. En la entrevista a Natalia Figueroa, MVM le recomienda a sus poetas (Machado, Tagore y Juan Ramón Jiménez).

Distante, casi indiferente, el periodista va introduciendo su personalidad como un estilete. Lo haría luego, recuerda Salgado, con José Manuel Lara, editor de Planeta, Juan Marsé, Joan Manuel Serrat, Raimon. Marsé tiene la memoria fresca de quien, tras la primera entrevista, en 1960, sería ya su amigo. ‘Puse una botella de coñac en medio, yo iba muy serio y él sonreía; probablemente ante mi solemnidad. Se daba cuenta de lo novato que era yo, y aunque él también era novato tenía un bagaje increíble de cultura’. Le dijo de coña Marsé: ‘¿Te das cuenta de que escribes en un periódico del Movimiento?’. Y MVM le espetó en seguida: ‘Toda la prensa en este país es del Movimiento’.

Vázquez Montalbán fue encarcelado. Y en prisión escribió su Informe sobre la información. Su mujer, Anna Sellés, le recuerda, como Marsé, y como Salgado, ‘rompiendo costuras, mezclando la alta cultura con la cultura popular, el fútbol con la poesía, y la poesía con la política’. Tenía ‘precisión y solvencia’, dice Marsé. ‘En 10 minutos fabricaba un artículo de fondo sobre política internacional’, recuerda el novelista de Encerrados con un solo juguete, con quien fundó Por favor.

Antonio Franco, ex director de El Periódico de Catalunya y de la edición catalana de EL PAÍS, le conoció cuando conspiraban contra el franquismo los periodistas catalanes, a principios de los setenta. ‘Él tenía el prestigio intelectual del periodista valioso y serio; fue un gran entrevistador porque era culto, no se le escapaba nada; desnudaba las ideas del otro. Nos deslumbraba porque empezó a utilizar un lenguaje moderno completamente distinto al que imperaba en los años del silencio. Nos enseñó a contextualizar las informaciones, y eso lo hizo usando una retórica que llevaba su sello. Era un pájaro con mucha memoria’.

Dice Anna Sellés: ‘Acumulaba, hasta que se sentaba a escribir. Y entonces explotaba su estilo. Tenía un gran bagaje de lecturas, que maduraban en él… Su memoria era bestial. Me contaba cosas de cuando tenía tres años, y eran verdad, habían sucedido. Todo eso dio de sí el cóctel que se llamó Manuel Vázquez Montalbán’.

Repórter de rua

Raimon también le conoció, como Antonio Franco, conspirando. Pero 10 años antes, en 1963. Le entrevistó, cómo no, entrevistó a todo Dios. ‘Yo había publicado Al vent y él había publicado Informe sobre la información. Cuando nos juntamos él pensaba si yo era tan verdadero y yo pensaba si lo era él… Él era un chico de izquierdas, con un escepticismo fuerte frente a los entusiasmos, muy lúcido. No era simpático ni quería seducir, ni era esquemático. Pero te miraba y desnudaba tus respuestas’.

Para Serrat (Norte-sur acaba de editar un diálogo de MVM con él, de 1973), fue ‘un referente, hasta hoy’. Se movía ‘con tanta facilidad’ en ‘aquella ensalada que vivíamos, en la que todo parecía tan fragmentado… No se negaba a ninguna de las tentaciones: el fútbol, la cocina, la política… Y lo hacía todo bien y de una manera urgente… Hay una foto suya saliendo de Casa Leopoldo, con una bolsa de plástico en la mano… Y esa foto me recuerda lo que dijo en Epílogo cuando le pidieron una frase memorable y dijo: `Quien calcula compra en Sepu´’.

El humor de MVM es parte esencial del cóctel del que habla Anna Sellés. ‘Era’, dice Salgado, ‘un periodista de calle, que mantenía una frescura que sólo da el trabajo de la crónica’. Hasta ahora este cóctel estaba ‘enterrado en las hemerotecas’. Su publicación en libro es una noticia mayor para el periodismo español del siglo XX. El segundo tomo irá desde 1973 hasta que este hombre murió en la calle, corriendo por un aeropuerto de los mares del sur, uno de los territorios de sus sueños.

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Da Redação de El País