Monday, 25 de November de 2024 ISSN 1519-7670 - Ano 24 - nº 1315

Venezuela, Un Observatorio de Medios en Tiempos de Confrontación
Venezuela, Um Observatório de Mídia em Tempos de Confrontação

El trabajo que publicamos abajo fue presentado por Maryclen Stelling Macareño, del Observatorio Global de Medios, de Venezuela.


O trabalho que publicamos a seguir foi apresentado por Maryclen Stelling Macareño, do Observatório Global de Mídia da Venezuela.


A título de Introducción


El filósofo alemán Hans Jonas sostiene que las democracias contemporáneas deben establecer el Imperativo de Responsabilidad y formar estructuras funcionales, de carácter imparcial, como instancias que velen por el cumplimiento de ese Imperativo. Solo así, dice, se puede alcanzar un sistema de convivencia social que preserve las libertades, la paz, la dignidad humana y garantice la supervivencia de la especie.


Este enfoque ético, que en Jonas se centra principalmente en la defensa del sistema ecológico, guarda relación también con lo que está ocurriendo a nivel mundial en el área de la comunicación social, sobre todo en su relación con la existencia y el funcionamiento del sistema democrático.


Como afirma Perry Anderson, la democracia es fundamentalmente un sistema de derechos, oportunidades y libertades. Uno de los derechos del ciudadano es el de acceder a una información independiente, plural e imparcial, que le proporcione suficientes conocimientos sobre las alternativas existentes en el área de las decisiones políticas y del desenvolvimiento ciudadano y un dominio de las formas de participación en los procesos de la conformación, funcionamiento y desarrollo del sistema democrático.


Este imperativo de responsabilidad comunicacional, en la concepción ética de Jonas, corresponde a los medios de comunicación social y a los comunicadores. Así también fue percibido por los fundadores de las democracias modernas y por los teóricos de los medios masivos, al otorgar al componente comunicacional de las estructuras del sistema democrático el importante papel de enlace entre los poderes instituidos y los receptores en una relación bi direccional que debería formar ciudadanos conocedores de los asuntos públicos, por un lado, y reflejar la voluntad y la opinión de los miembros de una nación de forma permanente y no solo en los momentos de ejercer su derecho a voto.


Para que esta relación se diera en toda su poderosa y significativa acción democrática faltaba por establecer una relación de responsabilidad específica de los entes que configuran el proceso comunicacional, es decir, los medios y los comunicadores. En este sentido, Walter Lippmann afirmaba que la opinión pública debía organizarse para que ‘la prensa sea fidedigna y no ser organizada por ella’. Pero ¿qué ocurre cuando esta relación no asume esos parámetros originarios y los sectores comunicacionales pasan a ser parte de los grupos con intereses directos en el dominio y el manejo de las cuestiones públicas, es decir, cuando abandonan ese fundamental concepto de independencia y de responsabilidad social? El imperativo de responsabilidad deja de existir y se pierde el sentido teleológico que los sistemas democráticos habían asignado a la comunicación social. Este es uno de los problemas más distorsionantes y peligrosos que las sociedades contemporáneas enfrentan para su supervivencia como democracias en los turbulentos tiempos presentes.


Las modificaciones que se verifican en el funcionamiento de los medios debido, por un lado, a las nuevas tecnologías y, por el otro, a las estructuras financieras, dieron como resultado una cada vez mayor concentración de las empresas comunicacionales y una percepción diferente de su papel social que dista mucha de aquellos primigenios objetivos y normas que ellos mismos se habían fijado como actores sociales. Actualmente, las denuncias del abandono de aquel compromiso social de los medios surgen cada vez con mayor insistencia en muchos países. En algunos casos, como el de Venezuela, los procedimientos informativos y opináticos de los medios traspasaron todos los límites imaginables en la manipulación de los ciudadanos.


Lo que está en juego, como lo demuestra el caso venezolano, es la supervivencia misma de la democracia. Aún cuando nuestros medios distan mucho de tener la capacidad tecnológica de los sistemas comunicacionales trasnacionales ni poseen su solidez financiera, en estos tres últimos años y por razones que sería muy largo de relatar, la gran mayoría de medios empresariales venezolanos asumieron como objetivo directo e inmediato la imposición de un gobierno de facto que desconoció todas las instituciones democráticas. Durante ese proceso, los medios habían logrado movilizar a grandes masas de ciudadanos, mediante una prolongada compaña de manipulación. El proceso de la representación de la realidad – el objetivo por excelencia del sistema informativo de los medios – fue elaborado de tal forma que los receptores solo percibían – y en muchos casos tomaban como cierta – una representación tan sesgada de los hechos que incluso impedía a los ciudadanos desenvolverse normalmente en su vida diaria. Como en la paradoja de Platón, percibían como realidad la presentación tergiversada de los hechos.


En ese contexto, y bajo la premisa de que los medios y los comunicadores están obligados a cumplir con el imperativo de responsabilidad que la sociedad les asigna – y que ellos asumen como principio rector de su acción – surge el Observatorio de Medios de Venezuela, una instancia independiente, cuyo único compromiso es velar por el cumplimiento de esa función social de los medios.

Irrumpe la necesidad. Orígenes del Observatorio



El nacimiento del Observatorio de Medios en Venezuela se explica tanto a partir de causas estructurales y tendencias mundiales, como por razones coyunturales que son las que realmente precipitan su creación.


Es innegable que ‘actualmente se registra, a nivel mundial, una grave distorsión del funcionamiento de los medios empresariales de comunicación social en cuanto a su deber de informar: una creciente desinformación y una tendencia cada vez más acentuada de utilizar los medios masivos con fines exclusivamente propagandísticos y publicitarios. El predominio de oligopolios, la concentración de capitales y de tecnologías y la desregulación exigida por el proceso de la globalización facilitan el control del sistema comunicacional y de sus contenidos. La misma tendencia se observa en la conformación y funcionamiento de los sectores empresariales nacionales de los medios.'(OGM, 2202)


Así, la aparición de estos colosos, transformados en empresas puramente mercantiles de la información, más la sobreabundancia en su producción y la pérdida de credibilidad de los medios, constituyen las principales razones de carácter estructural que han dado origen al surgimiento de proyectos cívicos de servicio público en la procura del rescate del debate democrático y del derecho fundamental de los ciudadanos de estar informados.


‘Estas modificaciones de tipo estructural y operativo de las empresas periodísticas crearon un cambio cualitativo en relación a la libertad de expresión y al derecho a la información. En los sistemas democráticos actuales la libertad de expresión es resguardada constitucionalmente, lo que aminora la posibilidad de una restricción de esa libertad por parte de los poderes políticos como fue la situación en los siglos precedentes. No ocurre lo mismo con el derecho a la información, pues, aún cuando se fije como un derecho del ciudadano a obtener una información imparcial, oportuna y plural, ese mandato constitucional solo se cumple cuando es observado y cumplido por parte de los medios y de los periodistas. Es, justamente, en esa fase donde el control corporativo de los medios transforma a la información en un proceso de manipulación, anulando de hecho la libertad de expresión, concebida como un derecho de los ciudadanos a dar y recibir las informaciones que requieren para su desenvolvimiento en una sociedad democrática.’ (OGM, 2202)


Por otra parte, el gran poder político alcanzado por estas instancias, ha conducido a algunos estudiosos a afirmar que ‘Los medios de comunicación están jugando un papel preponderante en el juego entre el Estado y la Sociedad Civil, a veces dando la impresión de querer suplantar a los partidos políticos en su rol de agregación de intereses y su transformación en propuestas políticas.’


Confrontados a estas tendencias mundiales, en enero del 2002, periodistas y estudiosos de la comunicación social, vinculados a diversos medios y organizaciones profesionales de Francia y Brasil y a la agencia de noticias International Press Service, propusieron durante el Segundo Foro Social Mundial de Porto Alegre ‘la formación de una instancia internacional, con sus respectivos capítulos nacionales, cuyo objetivo sería realizar el seguimiento y evaluación de la información periodística a nivel mundial.’


Sin embargo, hablar del surgimiento del Observatorio Global de Medios es hablar de la historia reciente del país, es hablar ‘del silencio, sobre el silencio, contra el silencio. También contra la invisibilidad y contra el olvido.’. El origen del Observatorio venezolano a una necesidad sentida que se relaciona con el proceso de polarización política que vive el país y más específicamente con la denominada ‘crisis de abril’, cuando ocurre el apagón comunicacional que trasciende las fronteras nacionales y que se ha conocido como ‘el silencio de los medios’.


La coyuntura venezolana. ‘La crisis de Abril’.


La gravedad de esta crisis ha sido perfectamente reflejada en su magnitud e importancia por Britto García (2003), quien afirma que los venezolanos ‘inauguramos tres experiencias históricas trascendentes. El 19 de abril de 1810, la Independencia latinoamericana. El 27 de febrero de 1989, la primera rebelión masiva contra el Fondo Monetario Internacional. En la semana más larga de la década, la que concluyó el 13 de abril de 2002, padecimos y vencimos el primer golpe mediático.’


Diversos analistas coinciden en destacar como fecha clave para entender los sucesos que se desatan posteriormente en el país, el 10 de diciembre de 2001, cuando se lleva a cabo el paro general convocado por la federación de patronos (Fedecámaras) con apoyo de la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV), en protesta por las 49 Leyes Habilitantes, promulgadas por el Ejecutivo.


De allí en adelante los acontecimientos se precipitan, la situación política se agrava y las posiciones se radicalizan aún más y se rompe cualquier posibilidad de diálogo entre el gobierno y la oposición. Los medios de comunicación social, tanto privados como públicos, no escapan a este proceso de polarización creciente y ello, por supuesto, se hace sentir en el deterioro de la libertad de expresión y de información. Ya no hay posibilidad alguna de encuentro, ya no hay posibilidad alguna de consenso.


Aún cuando es innegable el derecho inalienable que en una democracia tienen los ciudadanos de buscar, difundir y recibir información, en nuestro país estos derechos, como consecuencia de la situación política, se vieron y, aún están severamente comprometidos. Así, en el mes de febrero de 2002, en visita al país, el Relator especial para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, expresa en su informe que ‘algunos medios de comunicación social, tenían un comportamiento que bordeaba la línea divisoria que hay entre la actividad periodística y los medios como actividad empresarial…’


Es innegable que en los últimos años Venezuela ha asistido al declive de su sistema de representación y a un proceso profundo de debilitamiento y decadencia del sistema político. Ante esta situación, ‘los medios no se han resistido a la tentación de llenar ese espacio y sustituir a los partidos. Se han ido imbricando cada vez más en el entramado del poder político, hasta establecerse como actores centrales y cambiar las relaciones tradicionales entre el poder político y los propios medios de comunicación. Los medios de comunicación se constituyen gradualmente en el lugar de convergencia de la vida pública.’


Hasta 1988 acota Britto García, ‘era usual que los medios proclamaran formalmente la imparcialidad o la objetividad y que mostraran en la práctica alguna simpatía o parcialización por determinados actores. A partir de ese año, ante la implosión de unos partidos tradicionales abandonados por su electorado, intentan sustituirlos asumiendo desembozadamente el papel de actores políticos.’


Esta situación se agudiza aún más durante los dramáticos acontecimientos, conocidos como ‘la crisis de abril’ del 2002, tal como lo demuestran Correa y Cañizalez (UCAB, 2003) en la evaluación de la situación del derecho a la libertad de expresión e información en Venezuela durante ese año.


Días claves de esta crisis fueron los que transcurrieron entre el 8 y el 14 de abril, cuando los venezolanos fuimos sometidos a una vorágine que algunos han clasificado de ‘guerra mediática’. Cañizales (UCAB, 2002) reseña: cadenas presidenciales, transmisión uniforme de la misma información y limitación del acceso a la información por parte de los medios privados, denuncias y reacciones ante las cadenas, canales privados fuera del aire, señal del Estado interrumpida, allanamientos a medios comunitarios, agresiones a profesionales y trabajadores de los medios, hostigamiento contra los medios de comunicación y el silencio histórico de los medios, evidencia, entre otros, la serie de ‘abusos, desequilibrios, parcialidades y agresiones’ que se vivió en Venezuela en esos siete largos días.


Barrios y Urdaneta, en un trabajo muy bien titulado ‘Desenredando los nudos del silencio’ se demandan ‘¿Qué pasó?, por qué bajo la premisa de la libertad de expresión los medios de comunicación, especialmente la televisión, ‘decidieron en un momento determinado desafiar al Ejecutivo Nacional y, 24 horas más tarde, niegan el derecho a la información a todos/as los/as venezolanos/as.’

¿Qué paso con los medios de comunicación social?


Durante la ‘crisis de abril’ a los ciudadanos venezolanos les fue impedido su derecho a una información plural, su derecho a la configuración de una visión propia ante la apropiación de estos mismos derechos por los sectores mediáticos.


Cañizales (UCAB, 2002), reseña día por día los acontecimientos más importantes de esta larga semana.



Hechos del 8 y 9 de de abril:




· Uso reiterado de las cadenas presidenciales que llegaron a más de 30 en esos dos días y con una duración de entre 15 y 20 minutos cada una.


· La CTV con apoyo de Fedecámaras convoca a un paro nacional para el día 9, cuya finalidad era ‘la renuncia del Presidente y comenzar un proceso que permitieran, en breve lapso nuevas elecciones’


· Las televisoras privadas responden y cambian su programación regular por transmisiones ininterrumpidas de información favorable al paro.


· La Televisora del Estado a su vez, también de manera continua, transmite informaciones a favor del gobierno y descalificando el paro.


· Los medios privados deciden partir la pantalla en dos, de un lado, las cadenas presidenciales, del otro, su pauta informativa sobre el paro.


El 10 de abril:




· La CTV anuncia que el paro se extiende por 24 horas más.


· Los medios privados de comunicación se hacen eco de esta situación como lo reflejan algunos de sus titulares. ‘CTV niega cariz político del paro’, ‘Fedecámaras apoyo total’, ‘Rebelión civil’y, en ese sentido, editorializa El Nacional: ‘Jornada de rebeldías’. Los dueños y ejecutivos de los medios privados son presentados como los héroes de la jornada.


· Se convoca a una a una marcha que iría hacia la sede de la empresa Petróleos de Venezuela con sede en Chuao y ello es reseñado ampliamente por los medios privados.


El 11 de abril:




· Los medios privados dan extensa y continua cobertura a la marcha convocada en Caracas para este día, cuya ruta original sería del Parque del Este hasta la sede de PDVSA (empresa petrolera propiedad exclusiva de la república) en Chuao. Sin embargo, una vez que ésta llega a su destino, los organizadores dan la orden de llegar hasta el Palacio de Miraflores con la intención de pedir la renuncia del Presidente Hugo Chávez. Disparos, confusión, muertos y heridos.


· Por su parte, el canal del Estado cubre la concentración de sus partidarios que tiene lugar en Miraflores (Palacio Presidencial).


· Las televisoras privadas dividen la pantalla en dos, de un lado, la cobertura de la marcha, del otro, las cadenas presidenciales.


· El gobierno interrumpe la señal de las televisoras privadas.


· Al final de ese día, sale del aire la señal de la televisora del Estado.


· Se informa la renuncia del Presidente Chávez y se anuncia esa misma noche que el nuevo mandatario sería Pedro Carmona Estanga, Presidente de Fedecámaras, gremio de patronos.


· Los titulares de ese jueves 11 destacan la huelga: El Universal reasalta ‘Guerra de desgaste. Declarada indefinida la huelga nacional. Conflicto Total’; El Nacional reseña ‘Fedecámaras y la CTV se declaran en desobediencia civil y llaman a marchar hoy. Paro nacional indefinido’ y en edición extra, afirma que ‘La batalla final será en Miraflores’.


Del 12 al 14 de abril




· Los medios comunitarios identificados con el proyecto político del Presidente Hugo Chávez son allanados, al igual que la agencia de estatal de noticias Venpres.


· Los medios privados dan extensa y constante cobertura a los ‘acontecimientos en contra del Gobierno del Presidente Hugo Chávez, sin hacer cuestionamiento de los mismos’ El Universal destaca en una tercera edición (12 de abril) ‘¡Se acabó! Pedro Carmona Estanga presidirá la junta de Gobierno de transición.’ Tal Cual reseña lo acontecido a través de un ‘Chao Hugo’. Abril, bajo un titular que dice ‘! Viva la libertad!’ informa que ‘hoy es un día de Gloria para Venezuela y los venezolanos.’


· El sábado 13, la prensa expresa su apoyo a Carmona Estanga. El Universal titula ‘! Un paso adelante! Pedro Carmona Estanga, presidente interino de la República.’ Ultimas Noticias comunica ‘Total remoción y nuevo gobierno.’


· Autocensura informativa de las televisoras y emisoras radiales el 12 y 13 de abril, con excepción de la red Informativa Nacional Fe y Alegría (RIN). En la mañana de ese viernes 12 la RIN se propone como estrategia comunicacional abrir los micrófonos a la gente y así conocer la opinión de los oyentes.


· En la tarde del viernes 12 las televisoras y emisoras radiales privadas entran en cadena y anuncian el primer decreto del nuevo Gobierno, disolviendo todos los poderes y dotándolo de la facultad de remover gobernadores y alcaldes.


· La prensa nacional no circula el domingo 14, con excepción del diario Ultimas Noticias.


Así tiene lugar lo que se ha denominado el silencio de los medios, en palabras de Luis Britto García (Caracas, 2003) ‘La experiencia sin precedentes del apagón comunicacional –la asombrosa desaparición de todo un país de su propio espacio mediático- …’


A raíz de estos sucesos, Olga Dragnic expresa que ‘Desde el punto de vista del uso social de los medios de comunicación social tanto la existencia de medios pertenecientes al poder ejecutivo como el recurso de las cadenas obligatorias amerita un serio análisis y una urgente reglamentación en ambos casos’.


Durante los sucesos de abril los medios secuestraron el derecho de los venezolanos a la información, haciendo a un lado su responsabilidad social y ética, afectando los derechos ciudadanos a la libertad de expresión e información. El Observatorio de Medios de Venezuela surge como una respuesta a la exigencia de la ciudadanía para que los medios de comunicación social, tanto públicos como privados, asuman la responsabilidad social que les corresponde.

Una nueva función social: la observación de la comunicación. El Observatorio Global de Medios. Capítulo Venezuela



El Media Watch International realiza una convocatoria para conformar en Venezuela un observatorio de medios, invitación que fue acogida por diversos sectores sociales -periodistas, docentes universitarios, usuarios y receptores- preocupados por la defensa de los derechos a la libertad de expresión e información, seriamente lesionados durante la ‘crisis de abril’. En palabras de Ignacio Ramonet, ‘La característica de Media Watch Global es que como todos estos movimientos sociales lo que está buscando, es a reapropiarse un bien público, un bien común de los ciudadanos que es el derecho a una información correcta.’


Justo a un mes de los sucesos de abril, se funda a mediados de de mayo del 2002, el capítulo venezolano del Observatorio Global de Medios.


Así, un numeroso grupo de venezolanos, aceptó el reto y se constituyeron en Asamblea Promotora del capítulo venezolano del Media Watch International. Se acordó constituir una Asociación Civil sin fines de lucro y se procedió a redactar el reglamento, elaborar la correspondiente Declaración de Principios y a registrar la naciente ONG.


En su Carta de principios el Observatorio expresa enfáticamente ‘que en un sistema democrático y participativo una de las vías para evaluar si los ciudadanos disponen de la información necesaria para su desenvolvimiento como sujetos activos en la sociedad, es constituir una instancia de observación no gubernamental, independiente y plural con amplia participación de la sociedad civil.’ Por ello formula como su objetivo fundamental ‘ejercer, a través del análisis riguroso y responsable, la observación permanente de la información proporcionada por los medios de comunicación social venezolanos’, en cuanto a su pluralidad, confiabilidad y oportunidad, así como velar por la vigencia de los derechos a la libre expresión y de información consagrados en la Constitución.


En ese orden de ideas el Observatorio se plantea como Visión, la siguiente:


El Observatorio de Medios es una sociedad civil sin fines de lucro. Sus miembros nos hemos comprometido a velar por la vigencia y funcionamiento del sistema democrático y por la defensa a la libertad de expresión y por el cumplimiento del derecho ciudadano a obtener una información plural, oportuna y confiable.


Los principios que fundamentan la Visión y Misión del Observatorio son: La democracia, en cuanto valor y praxis, la libertad de expresión, el derecho a la información, la calidad de la información y el derecho de los Comunicadores Sociales al acceso a la información. Por su parte, responsabilidad, calidad, ética, autonomía e independencia son los valores que guían el desempeño de los miembros del Observatorio comprometidos en la defensa de estos derechos ciudadanos.


 El Observatorio de Medios, en su intención de velar por la vigencia de los anteriores principios se plantea los siguientes Objetivos:




1. Velar por la existencia de un sistema comunicacional que garantice el flujo informativo libre, permanente, fidedigno y plural y una amplia conformación de opiniones


2. Mantener una vigilancia permanente tanto de la vigencia de la libertad de expresión como del cumplimiento del deber de informar por parte de los medios de comunicación social y de los comunicadores.


3. Ejercer la observación permanente de la información proporcionada por los medios de comunicación social venezolanos, en cuanto a su pluralidad, confiabilidad y oportunidad


4. Resguardar el derecho de los ciudadanos a obtener una información imparcial, oportuna y plural


5. Crear conciencia en la ciudadanía sobre la importancia de la información y la opinión periodísticas


6. Incidir sobre el proceso de producción de la agenda informativa de los medios masivos en cuanto a su calidad


Para el cumplimiento de sus Objetivos el Observatorio se plantea los siguientes Proyectos Estratégicos:




1. Investigación y seguimiento de los contenidos de los medios de comunicación social venezolanos.


2. Respuestas coyunturales sobre  el tratamiento periodístico a los problemas políticos y sociales especialmente los relacionados con la defensa de la libertad de expresión y el derecho a la información


3. Asesorías sobre el área comunicacional


4. Difusión de los trabajos realizados por el Observatorio


En la intención de mantener y soportar el logro de sus objetivos, el Observatorio de Medios se plantea llevar a cabo las siguientes acciones estratégicas:




1. Monitoreo regular de los Medios escritos y audiovisuales, públicos y privados


2. Investigaciones puntuales sobre casos específicos


3. Publicación sistemática de informes


4. Elaboración de Documentos (ponencias, análisis  y ensayos) sobre la problemática venezolana en el área comunicacional.


5. Pronunciamientos públicos sobre  la vigencia de la libertad de expresión, el cumplimiento del deber de informar por parte de los medios de comunicación y de los comunicadores sociales y el tratamiento periodístico de los problemas políticos y sociales


6. Organización de eventos públicos


7. Participación en eventos organizados por instituciones públicas y privadas, escuelas y universidades, medios de comunicación social y, en general, en todas aquellas actividades promovidas por  grupos sociales


8. Asesorías sobre el área comunicacional a aquellas instituciones y organismos que así lo soliciten.


9. Desarrollar propuestas de calidad con miras al resguardo de la calidad ética y al rescate de la libertad de expresión y de información


 


El Observatorio de medios Venezuela, según reza en su Acta Constitutiva Estatutaria, está compuesto por los siguientes órganos:


La Asamblea General, integrada por todas las personas que disfrutan de la condición de miembros y es el órgano supremo y soberano de la Asociación,


La Comisión Coordinadora, designada por la Asamblea general de miembros del Observatorio, está en funciones durante un año. Fundamentalmente debe cumplir y hacer cumplir las decisiones de la Asamblea y todas aquellas acciones destinadas a garantizar el cumplimiento del objeto de la Asociación. De su seno se designa el Coordinador General y el Coordinador de Recursos Económicos de la Asociación.


Las Comisiones de Trabajo que establezca la Asamblea y/o la Comisión Coordinadora:







Comisión de la investigación de los Medios, que realiza el trabajo de seguimiento y evaluación de los contenidos proporcionados por los medios de comunicación venezolanos


Comisión de Organización


Comisión de Difusión


El Consejo Asesor, constituido por importantes y reconocidas personalidades y estudiosos de los fenómenos de la comunicación, desempeña funciones exclusivamente consultivas, sin que sus decisiones tengan carácter vinculante para la Asociación.


La organización comporta tres tipos de miembros: comunicadores sociales, representantes del mundo académico, estudiosos del fenómenos de la comunicación y, el tercer componente, son sencillamente ‘los consumidores de información’, los lectores, los tele espectadores. Sin embargo, el Observatorio es una ONG abierta a la sociedad y ello supone que cualquier ciudadano puede adherirse al Observatorio.


La labor desarrollada hasta ahora no cubre todas las expectativas que sus miembros se han fijado como meta. En condiciones de extrema polarización política y social como las que se viven en Venezuela, resulta difícil desarrollar un trabajo como el que se propone el Observatorio. En primer término, la única garantía de credibilidad es la observancia total y permanente de los principios éticos que nos orientan, el mantenimiento de la total autonomía e independencia respecto a cualquier instancia de poder, sea político, financiero o de cualquier otra índole.


Por otra parte, la investigación de los contenidos informativos y de opinión requiere de una mínima estructura de funcionamiento y un apoyo financiero para el seguimiento sistemático sobre todo de los medios radioeléctricos. Hasta ahora, todas las investigaciones fueron realizadas por colaborados voluntarios y los gastos de funcionamientos fueron proporcionados por sus miembros. Esto ha limitado en forma dramática el trabajo del Observatorio.

¿Hacia el futuro?


Es difícil prever si la existencia y la labor del Observatorio puedan llegar a tener alguna incidencia en el cumplimiento, por parte de los medios empresariales, del imperativo de responsabilidad que señala Jonás, o que se transforme, tal como lo expresa Ignacio Ramonet, en un Quinto Poder. Hasta ahora, los grandes medios empresariales venezolanos han ignorado todos los señalamientos, críticas y llamados a modificar su línea editorial, hechos por el Observatorio, obnubilados como están en desarrollar una campaña proselitista a ultranza.


El mayor éxito del Observatorio, en cuanto a su inserción social, es la receptividad que recibe por parte de los usuarios de los medios, para quienes el trabajo de nuestra institución significa fuente de credibilidad, de permanente consulta, de orientación y defensa frente a las prácticas de manipulación de los grandes medios masivos.


Sin embargo, creemos que, para un cambio realmente significativo del funcionamiento de la comunicación social, tanto en su dimensión informativa como en los demás contenidos que disemina, es indispensable la formación de un tercer bloque de medios, el de servicio público, administrados y orientados por sectores sociales organizados, que, conjuntamente con los medios comunitarios, proporcionen contenidos libres de todo condicionamiento, sea político o empresarial.


BIBLIOGRAFIA


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Colegio Nacional de Periodistas. (2002). Media Global Wacht. Capítulo Venezuela. Informe Final. Caracas


Observatorio Global de Medios. Capítulo Venezuela (2002). Declaración de Principios. Caracas


Acta constitutiva estatutaria del Observatorio Global de medios. Capítulo Venezuela. Tomo 21, Protocolo 14. Caracas, 14 de agosto de 2002. República Bolivariana de Venezuela


Stelling, Maryclen. (2002). Mediocracia ¿Crisis de representación o representación de la crisis? Conferencia presentada en el Foro Mediocracia crisis de representación, organizado por la revista Comunicación. Caracas.