Wednesday, 18 de December de 2024 ISSN 1519-7670 - Ano 24 - nº 1318

Entre a cobiça e o medo

Roma, 26 de noviembre 2015 – El abate esta semana de un avión ruso por parte de Turquía cerca de la frontera siria complicará aún más la confusión que rodea Siria.

Putin ha llamado Turquía “cómplice de los terroristas”, y ha denunciado que el petróleo extraído por el ISIS, vital para sus finanzas, es vendido a través de Turquía. Este era un secreto a cuatro voces, al igual que el secreto que todos conocen,  que Arabia Saudita y Qatar en realidad financian el terrorismo sunita…

Mientras tanto, Francia está promoviendo el apoyo militar de los países europeos. El primer ministro británico, David Cameron, ha prometido apoyo al anunciar  un aumento de su presupuesto de defensa en 16.800 millones de libras, al tiempo que reducirá los gastos  públicos en educación y salud.

Es interesante observar que en las diversas bolsas de valores, a partir de la City, el precio de las acciones de la industria militar está subiendo…

El embrollo del ISIS ha hecho aumentar los gastos militares. Arabia Saudita acaba de comprar a Estados Unidos misiles por  1.75 mil millones de dólares, con el pretexto de combatir a los rebeldes Houthis en Yemen, los que siendo chiitas son automáticamente enemigos, al ser considerados parte del juego de Irán por el poder en la región. Teniendo en cuenta que los Houthis ni siquiera tienen un helicóptero, es una compra interesante …

Al mismo tiempo, cada gasto militar saudí es igualado por Irán, seguido por los otros países del golfo. Todos en la región tratan de ponerse al día. El solo país que no ha aumentado los gastos militares es Túnez, único resultado positivo de la primavera árabe. Sin embargo, nadie está realmente invirtiendo para reforzar su frágil democracia. Lo que queda claro es que el dinero está siempre disponible para la guerra, pero es escaso para la paz…

Los gastos militares mundiales del año pasado  fueron 1,7 billones de dólares. Estados Unidos, el país que más gasta, tenía un presupuesto de defensa de 711.000 millones de dólares, seguido por China con 143.000 millones de dólares, un incremento de 170% desde 2002. Rusia registró una subida de 53% desde 2014, y ahora está en 72.000 millones de dólares, superando a Gran Bretaña, con 62.700 millones y Francia, que alcanza los 62.500 millones de dólares.

Foto Wikimedia / Creative Commons

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El aumento del presupuesto británico, deberá ser secundado por  Francia,  lo que a su vez significará otro aumento del presupuesto ruso, como ya ha anunciado el presidente ruso Vladimir Putin.

A los presupuestos de defensa ahora hay que añadir el gasto derivado del antiterrorismo. El Instituto para la Economía y la Paz (IEP) ha estimado los costos directos del antiterrorismo en 2014 en alrededor 53.000  millones de euros. En los costos directos se contemplan la pérdida de vidas humanas y los daños a las propiedades.

Por supuesto crecerá durante 2015 y subirá  más aún en 2016. Si sumamos los costos indirectos a los directos, la cifra subirá de manera exponencial. ¿Cuál es el costo de la pérdida en el turismo, la reducción de clientes en los restaurantes,  en los conciertos y otros eventos públicos?

Para el Jubileo Extraordinario (8 de diciembre de 2015 al  20 de noviembre de 2016) convocado por el Papa Francisco, las estimaciones de presencia de  peregrinos ha bajado de 30 a 20 millones. En la Plaza de San Pedro, a pesar de la seguridad muy estricta, se ha producido un descenso del 50 por ciento en el número de fieles que se reúnen para escuchar el discurso semanal del Papa.

Según el IEP, el año pasado el costo de los organismos de seguridad en el mundo era de 117.000 millones de dólares, encabezado por Estados Unidos que gastan  70 por ciento de este total. Desde los atentados contra las Torres Gemelas y el Pentágono el 11 de septiembre de 2001, EEUU ha invertido 1,3 mil millones de dólares,  un promedio de 73 millones por año, para mejorar o ampliar el funcionamiento de sus organismos de seguridad.

La verdad es que estamos ante una victoria indiscutible de Bin Laden y de la creciente sucesión de grupos terroristas que aparecieron después. Occidente se ha visto obligado a incurrir en gastos considerables y ha sufrido un cambio drástico de estilo de vida.

Vale la pena recordar que cuando George Bush padre  era presidente de Estados Unidos,  anunció en 1991, durante la guerra contra Irak para castigar a Saddam Hussein por haber invadido Kuwait, que el “estilo de vida americano no es negociable”. El miedo está alimentando la xenofobia… admitir 10.000 refugiados sirios sería una amenaza para EEUU, según el Congreso estadounidense.

Pero ¿estamos seguros de que la opción militar es la respuesta acertada al terrorismo? Las guerras convencionales ya han terminado. Los 50.000 combatientes del Estado Islámico no sobrevivirían ni un mes contra un ejército regular. Pero el conflicto sirio es de hecho un conflicto de poderes, llevado a cabo por varios países, que han reducido a los sirios a meras herramientas.  

La masacre de París no fue perpetrada por sirios, sino por europeos de ascendencia árabe de segunda y tercera generación, cuyo perfil social es evidente: jóvenes aislados en su ghetto, marginados por la sociedad que se sintieron humillados por la falta de dignidad y de empleo.

Ninguno de ellos era creyente practicante, sino todo lo contrario. Sin embargo, encontraron en el terrorismo su redención, dignidad y  venganza contra una sociedad que a su juicio les excluyó.

No es  con un avión de combate que se derrotará a los terroristas europeos. No obstante, la mayor parte del incremento en los presupuestos de defensa va a armas avanzadas, que no tienen relación alguna con la seguridad contra el terrorismo.

Es muy posible que un caza-bombardero solo sea  útil contra ISIS una vez que  todos los actores,  Rusia, Estados Unidos, Francia y Europa, Arabia Saudita, Qatar, Turquía, Irán, los kurdos, Hezbolá y otros logren alcanzar un acuerdo político.

Ha llegado la hora de aceptar que los ciudadanos europeos no se  van a sentir más seguros al saber que sus fuerzas militares tienen más aviones de combate, como tampoco los ciudadanos Arabia Saudita el enterarse que van a tener otras 220 rampas de lanzamiento de misiles.

Europa y Arabia Saudita son dos mundos con realidades muy diferentes, pero con problemas sociales similares: alto desempleo juvenil, desigualdades sociales chocantes y  disminución del gasto público.

Los líderes de Arabia Saudita están acostumbrados a comprar a la gente, pero sus reservas financieras se han ido reduciendo desde la caída del precio del petróleo. El Fondo Monetario Internacional (FMI) les ha advertido de que si continúan acumulando déficit al nivel actual, en 10 años estarán raspando el fondo del barril.

Mientras tanto, Estados Unidos está en una fase de recuperación, pero 14,5 por ciento de su población está oficialmente en la pobreza,  por lo que nadie escapa al problema de la seguridad humana…

¿Qué haría que las personas se sientan seguras? Además seguridad militar, su seguridad personal. Esto significa tener acceso a una buena educación, cuidados de salud, igualdad para acceder a un trabajo decente y un camino nítido para una vejez digna.

Es evidente para todo el mundo que si los autores de la masacre de Paris hubiesen tenido acceso a ese tipo de seguridad humana, no se habrían envuelto en el terrorismo, hecho que ha sido reiterado por los sociólogos y especialistas en la lucha contra el terrorismo que analizaron los perfiles de los responsables de la matanza.

Como declaró  un adolescente senegalés a la televisión France-5, mientras mostraba algunas marcas en su cuerpo, “fui golpeado por la policía, no por los terroristas. Y para nosotros, aquí en este ghetto, o se cae en el tráfico u otros delitos menores, o no tenemos ninguna otra manera de vivir, porque no podemos encontrar un trabajo”. Sin embargo, Francia va a aumentar la seguridad militar, no la seguridad humana.

Los países europeos están reduciendo los presupuestos para la cooperación internacional. Las naciones nórdicas están desviando los fondos destinados a los países pobres hacia la ayuda a  los refugiados.

La cumbre euro-africana celebrada en Malta el 11 de noviembre, destinada a proporcionar más recursos a los países africanos para evitar que sus ciudadanos  emigren a Europa donaron unos míseros 1,9 mil millones de euros para todo un continente, mientras que Turquía recibe 3 mil millones para los refugiados en su territorio . Es que Turquía es mucho más cercana a Europa…

Aunque nadie discrepa que una definición real de la seguridad se debe ver con dos ángulos,  uno militar y uno humano, hay una dramática falta de coherencia. Si el mundo asignase sólo 10 por ciento de los gastos militares a la seguridad humana, significaría la asombrosa cantidad de 170 mil millones de dólares,  lo suficiente para cumplir con los ambiciosos objetivos de desarrollo sostenible establecidos en septiembre en las Naciones Unidas por todos los jefes de Estado del mundo, resolviendo todos los problemas sociales.

Sin embargo,  existe una gran brecha entre la retórica y la realidad, lo que es una de las principales causas de la disminución de la confianza en las instituciones políticas.

El mejor ejemplo de la relación entre las operaciones militares y las inversiones humanas fue la intervención de Estados Unidos en Somalia en 1993.  Fue concebida para entregar 90 millones de dólares, pero los gastos militares de la distribución de esos 90 millones de dólares de ayuda alcanzaron a más de 900 millones de dólares.

En los Balcanes, tan sólo Estados Unidos gastó 25 mil millones de dólares en la guerra contra  Serbia, en la llamada intervención humanitaria.

Por lo tanto, es evidente que destinando  solo 10 por ciento a la seguridad humana y  90 por ciento a la seguridad militar, podemos suponer razonablemente que otros terroristas supervisados desde el extranjero van a aparecer en Europa. El hecho es que hay muchos más intereses en el gasto militar que los que hay en la pobreza y la injusticia.

Se puede suponer con certeza que continuaremos aumentar los costos militares, para  expandir cada vez más la seguridad, con serias limitaciones a la privacidad y a la dignidad. El mundo está entrando en un período en que el miedo va a convertirse en la sensación cotidiana de muchos ciudadanos. Vamos hacia atrás en términos de civilización.

Un estereotipo cínico respaldado por algunos historiadores afirma que los cambios en el mundo han sido siempre causados por codicia o por miedo. Es evidente que estábamos en un período de codicia. La avaricia  ha sido un factor determinante para el olvido valores como la solidaridad y la justicia.

Si alguien roba un pollo, el juez está obligado a pronunciar un fallo, que será suspendido pero que sigue siendo una sentencia. El presidente de Volkswagen, que estafó a millones de personas y ha contribuido en gran medida a la contaminación ambiental,  se va a casa con una jubilación altísima y con casi 50 millones de euros de indemnización.  ¿Cuántos pollos se puede comprar con 50 millones euros?

¿Y luego algunos están sorprendido si algunos jóvenes marginados consideran al mundo corrupto, que debe ser salvado por el auto-sacrificio por un mundo mejor y puro?

Por primera vez en mucho tiempo, no es la seguridad de la economía la que está en el centro del debate. ¿Eso significa que estamos pasando de un ciclo de la codicia a un ciclo de miedo? ¿Es eso el progreso?

La historia puede ofrecer una lectura diferente: la civilización no ha avanzado por las confrontaciones, sino mediante la cooperación; no por la guerra, sino por la paz; no por la agresión sino por la tolerancia; no por el egoísmo, sino por la solidaridad… y no por la seguridad militar, sino por la seguridad humana.

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Roberto Savio é um jornalista ítalo-argentino criador do projeto Other News