Friday, 22 de November de 2024 ISSN 1519-7670 - Ano 24 - nº 1315

‘Jovem ou velho, o importante é ser curioso’

Sandra Crucianelli estudió Bioquímica en la Universidad de su ciudad natal, Bahía Blanca (Argentina) como hubiera podido estudiar otra carrera, porque la Licenciatura en Letras, que era la que en realidad le interesaba, había sido suprimida del campus por la dictadura de Videla.Dos hechos fundamentales dispararon su carrera como periodista: el premio que obtuvo por su crónica sobre las dificultades de los discapacitados de Bahía Blanca para circular por los lugares públicos y el galardón entregado por la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) por su texto sobre la contaminación de las piscinas públicas de su ciudad. En 2008, diseñó el sitio de periodismo con fuentes digitales Sololocal.info, que poco tiempo después fue replicado en Honduras y Nicaragua. Especializada en Periodismo de investigación y Periodismo de Precisión, con énfasis en fuentes digitales y Data Journalism, Sandra Crucianelli es actualmente profesora del Programa de Educación Virtual del Centro Knight para el Periodismo en las Américas de la Universidad de Texas, es miembro del consejo asesor de la Fundación para las Américas de la OEA y conduce el Servicio Informativo del Canal 7 de Bahía Blanca.

Durante los días 7 y 8 de julio de 2014, Crucianelli estuvo en Barranquilla, Colombia impartiendo un taller para periodistas de la Región Caribe, organizado por la FNPI en alianza con Promigas, sobre el uso de herramientas digitales para medios locales. Esta entrevista recoge en líneas generales algunos de los puntos tratados durante el taller.

A pesar de que hay un antes y un después para el periodismo, con el nacimiento de la informática,todavía existen periodistas que, por una razón o por otra, desconocen en su totalidad las utilidades que la web puede reportarle a sus trabajos. ¿Cuáles son las herramientas mínimas que debería conocer un periodista para incursionar en el periodismo digital?

Sandra Crucianelli – Antes que nada, creo que es necesario que todo periodista se tome ese minuto de reflexión del que hablaba García Márquez para preguntarse cuál es el compromiso que está asumiendo y dónde está parado con relación a los cambios que se están produciendo a nivel mundial en materia de periodismo. El mundo de la web está cambiando a una velocidad impresionante, y a pesar de que las herramientas digitales pueden variar de acuerdo al tipo de periodismo que se esté haciendo, hay un conjunto de herramientas básicas que todos deberíamos conocer, como es el caso de la búsqueda avanzada de Google, Google Drive, Zamzar, Free OCR, DocumentCloud, Tabula, Archive.org, Datawrapper y Many Eyes, entre otros.

¿Podría hablarnos brevemente de algunas de esas herramientas y de cuál es su importancia?

S.C. – La Búsqueda avanzada de Google, por ejemplo nos ofrece una versatilidad enorme en el rastreo sistemático de información. Google Drive nos da la posibilidad de tener nuestros documentos en la nube, como se dice en internet, de manera pública o privada sin pagar un solo centavo. DocumentCloud no solamente extrae la información de textos que provienen de imágenes, sino que también actúa como soporte documental en línea. Tabula libera información de formatos cerrados. Data wrapper, por su parte, se está perfilando como una de las herramientas más usadas en materia de visualización interactiva. Luego, hay una infinita gama de bases de datos que le van a aportar una enorme utilidad al periodista, dependiendo de la rama que esté cubriendo. Por ejemplo, para los periodistas que trabajan en política o economía, están las bases de datos del Banco Mundial, en especial una que se llama Finances, que es un centro de recursos increíble, porque permite monitorear la deuda pública y el rendimiento en los pagos que se hacen a los distintos acreedores internacionales. Lo mejor de todas estas herramientas es que son gratuitas, se consiguen en línea, y no requieren descarga en la computadora, salvo Tabula. Algunas ni siquiera exigen loguearse y la mayoría tiene interfaces en español.

¿De qué manera ha cambiado el periodismo actual desde el punto de vista de la obtención de datos con el uso de estas herramientas?

S.C. – Buena parte del periodismo actual, tal como se concibe, ya no es ese periodismo cerrado que se ofrecía en un paquete donde la comunicación entre el emisor y el receptor estaba reducida. Hoy, muchas de estas herramientas están pensadas para plataformas digitales y nacen desde esa narrativa y después hay un correlato hacia la narrativa de la prensa gráfica, de la prensa televisiva o de la prensa radial, pero originalmente nacen como narrativas digitales. Por eso se necesita un kit mínimo de herramientas para manejar estos formatos. Por ejemplo, los diarios de prensa gráfica que antes tenían redacciones separadas y contaban con un cuerpo de redactores para la parte gráfica y otro para la digital, ya están caducos. Lo que vemos ahora son redacciones concéntricas donde todos escriben para el digital, y luego hay un equipo que adapta esos contenidos a los de la prensa gráfica, añadiéndole un valor agregado para que, al día siguiente, sobre la misma noticia, la gente encuentre un valor diferencial y se decida a comprar el diario.

¿Cómo afronta usted el reto de trabajar con periodistas a los que se les dificulta el aprendizaje de este tipo de herramientas y qué recomendaciones les daría?

S.C. – Ese ha sido para mí uno de los grandes desafíos: tratar de poner en un mismo nivel a las personas que desconocen los elementos básicos para moverse en plataformas digitales con los que sí las conocen. De hecho, he tenido experiencias agradables al respecto: gente mayor que se ha sentido motivada por el uso de estas herramientas y que ha producido en los talleres unos contenidos periodísticos admirables. Por eso digo que todo depende de la voluntad del periodista y de la curiosidad. No importa si se es joven o se es viejo, lo importante es ser curioso. Hacer preguntas adecuadas para encontrar respuestas adecuadas. Porque, en definitiva, por mucha tecnología que haya, nuestro trabajo sigue siendo el mismo: contar historias. Y a la historia hay que buscarla, hay que trabajarla. En ese sentido, las líneas tradicionales y la forma de buscar una noticia, detrás de un documento, detrás de una tabla, detrás de un archivo, sigue siendo la misma: formular las preguntas adecuadas, movernos sobre la base de esa curiosidad periodística, siempre con la meta de aportar verdades sociales importantes a la comunidad. Necesitamos tener una actitud proactiva hacia el conocimiento. Si tú te encuentras con algún archivo en un formato desconocido, no debes abandonarlo. Tienes que insistir hasta que compruebes si te sirve o no. No puedes abandonar el trabajo solo porque no tienes a tu lado a una persona que te lo diga todo. Yo, por ejemplo, busco información de periodismo digital en idiomas que no hablo, y luego uso el traductor para ayudarme a entender cómo funcionan esas herramientas.

Refiriéndose a la disposición que debe tener el periodista para rastrear información en los niveles profundos de la web, utilizas una metáfora bastante llamativa: la del buscador de tesoros ¿podría ampliarnos un poco esa imagen?

S.C. – Cuando yo hablo del buscador de tesoros en que se convierte el periodista digital, no me refiero precisamente a una expedición pirata, porque el término remite a algo ilegal, y yo lo que propongo es la búsqueda de tesoros que son legítimamente propiedad de todo el mundo. Si yo expongo a la luz pública algo que se mantenía oculto en los niveles profundos de la web, no me estoy apropiando de algo que no me pertenece; simplemente, estoy dando a conocer información pública relevante a los intereses de la gente. Lo que vemos diariamente es una inmensa cantidad de datos circulando en la autopista informática. Y la pregunta que uno debe hacerse como periodista es cómo puede dar con la primicia en medio de ese mar de información donde los datos importantes se encuentran ocultos en formatos cerrados. Así que el trabajo del periodista es bucear hasta el fondo de ese mar, encontrar la ostra, abrirla y llevarla a la superficie para que todo el mundo pueda ver la perla que escondía adentro.

¿Qué papel cumplen el suspenso y la sorpresa en el trabajo investigativo del buscador de primicias?

S.C. – La verdad es que hay mucho suspenso en la búsqueda y mucha adrenalina en la sorpresa del hallazgo, pero también hay que estar preparado para la frustración cuando uno busca por todos lados y no encuentra nada. Porque muchas veces uno empieza a examinar bases de datos, extrae información y trata de establecer conexiones entre los hallazgos, pero la noticia no aparece. Es como cuando el buscador de tesoros va al fondo del mar y las perlas no están. Se encuentran en otro lugar o puede que aparezcan en otro instante, pero en ese momento toca volver al bote con las manos vacías. Hay que prepararse también para esa desilusión, porque el trabajo de un periodista digital puede hacerse tedioso, repetitivo, e infructuoso al fin de cuentas. Pero no hay caso: es la otra cara de la moneda que uno ha tirado al aire cuando se sienta frente al computador en búsqueda de información.

Un escritor colombiano dijo alguna vez que escribir, más que una cuestión de manos, era una cuestión de nalgas. Me llamó la atención el hecho de que usted dijera ayer algo similar: que un periodista debe sumar muchas “horas trasero” para encontrar una primicia.

S.C. – Sí. Eso es lo que yo llamo “el esfuerzo necesario”. Este trabajo no es para personas flojas. Este es un trabajo para gente muy voluntariosa, muy perseverante. Ni siquiera es para gente inteligente, porque no depende de la inteligencia, ni de grandes habilidades. Depende de mucha paciencia, de sentarse a la computadora y tener la suficiente humildad como para empezar a trabajar sin hipótesis previa, sin preconceptos. De repente encuentras una tabla y te preguntas: ¿Tendrá alguna información esta tabla? ¿Qué me están diciendo estos números? Otras veces ocurre que uno empieza trabajando con una hipótesis y termina con otra.

¿Podría darnos un ejemplo concreto de este último caso?

S.C. – Bueno, hace poco me tocó trabajar con una base de datos de multas de tránsito de funcionarios municipales en Bahía Blanca. Mi hipótesis inicial era que algunos funcionarios municipales podían ser eventuales infractores, pero no estaba preparada para lo que me encontré. Buscando aquí y allá, mi esposo y yo encontramos lo impensable: el funcionario que más multas tenía sin pagar (48 en total) era, nada más y nada menos, que el mismo director del tránsito. Se formó un escándalo, el hombre se excusó diciendo que el infractor era el suegro y un montón de cosas más, pero allí estaban los datos que demostraban que mentía y contra eso no había nada que pudiera hacer. De allí que uno tenga que prepararse para modificar el plan de trabajo sobre la marcha, ajustándose a lo que la base de datos le está mostrando.

García Márquez dijo en un discurso que “la competencia por las primicias estaba causando un daño enorme al trabajo profesional serio” y usted nos hablaba ayer de la solidaridad entre unos medios y otros a la hora de entregar la noticia al público. ¿Puede esa solidaridad funcionar también cuando se trata de cederle una primicia a un colega?

S.C. – Lo que ahora está emergiendo en el periodismo es un modelo nuevo, mucho más solidario y colaborativo. Es decir, puede haber un grupo de periodistas que esté liberando datos y subiéndolos a un catálogo de datos, a un blog, a un sitio cualquiera, y luego viene otro grupo que utiliza la información y la complementa con un trabajo de calle. Mucho de eso lo hacemos en sololocal.info: actuamos como gestores de documentos, los digitalizamos, los subimos a plataformas digitales, y lo exponemos a la sociedad para que pueda ser usado por otros colegas. Y esto me parece maravilloso, porque nos enseña que se puede trabajar en comunidad. Ahora bien, el interés por la primicia sigue existiendo; ese no se muere nunca. Si se trata de una primicia, por favor, soy yo la que debe tenerla.

¿Cómo funciona la ética en el periodismo digital? ¿Qué hacer con aquello que legalmente puede decirse pero políticamente no?

S.C. – Los periodistas que hacemos sololocal.info, que somos Gabriel Bermúdez y yo, pertenecemos al Foro de Periodismo Argentino, que ha establecido pautas éticas a través de un código que se firmó hace varios años, y al cual nos adherimos en todos su términos. Pero los principios de ese código no funcionan como una camisa de fuerza: son faros que nos ayudan a iluminar el camino. Sabemos, por ejemplo, que no podemos recibir regalos de más de determinada cantidad de dinero. Sabemos que no podemos vender publicidad. Sabemos que no podemos filmar a una persona y ocultarle que está siendo filmada, a menos que se trate de verdades sociales que de otro modo no podrían salir a la luz pública. No puedo hablar por otros periodistas. Tú sabes que la ética no es algo que se pueda enseñar en la universidad. Es una actitud personal, algo que cada quien lleva consigo. Ya queda en cada periodista determinar qué es lo que es bueno para sí mismo, para su audiencia y también para su profesión.

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Alfredo Baldovino, FNPI