Friday, 22 de November de 2024 ISSN 1519-7670 - Ano 24 - nº 1315

Josep M. Casasús

‘Algunos errores y licencias son insostenibles’, copyright La Vanguardia, 16/5/04

‘Sobre la palabra ‘sostenibilidad’, neologismo del que tanto se usa y abusa en la Barcelona del Fòrum, me ha enviado una carta el lector Sergio Brosa. En ella hace esta propuesta: ‘¿Por qué quienes, en general, tienen acceso a los medios no acotan ideas tales como la de la ‘sostenibilidad’? Palabras que se ponen de moda y acaban por no significar más que quien las pronuncia ni sabe de lo que habla ni tiene otro afán que aparentar vanguardismo.’

El lector pone un ejemplo con ironía: ‘En estos días de ‘fórum y coyuntura’ he recibido una invitación a participar en un diálogo de ‘deporte sostenible’; si no fuese por la aflicción que esta pobreza de imaginación me produce, lo propio sería expresar la risotada que semejante propuesta sugiere. El deporte sostenible equivale, en el mejor de los casos, a conformarse con el empate, y el deporte es mucho más que eso’.

En la introducción de su escrito, este lector ya anticipa su posición personal sobre el uso de esta palabra: ‘La ‘sostenibilidad’, derivación popularizada de ‘sostenible’ ilusamente ataviada de erudición, no es otra cosa que ‘mantenerse por sí mismo’ y me parece un concepto contrario a la globalización que tiene sus puntos a favor y en contra, pero es un hecho incuestionable, a parte de contener también una idea de solidaridad y cooperación en su vertiente positiva’.

Los argumentos del lector Sergio Brosa contienen, paradójicamente, un riesgo al sugerir otro neologismo. Dice: ‘La ‘sostenibilidad’ me parece también un concepto pobre en sus anhelos pues considero más ambicioso y esperanzador el ‘crecimiento’, ¿la ‘crecibilidad’?’. ¿Crecibilidad? Mejor no demos más ideas de palabras nuevas. Ya tenemos suficiente con las que ponen en circulación los periodistas y políticos, y también algunos jueces en ciertas sentencias. Los lectores y su defensor debemos contenernos. Y abogar por un uso correcto de los términos.

Ni ‘sostenible’ ni ‘sostenibilidad’ están en el diccionario. Sí lo está el término ‘insostenible’, aplicado a la condición de lo que no se puede defender con razones, como son los casos de algunos errores periodísticos.

Dos lectores me piden que avise sobre unos malos usos terminológicos en informaciones relacionadas con el derecho y con el sistema judicial.

Esta misma semana el lector Carlos Vez de Bufala envió una carta electrónica con estas observaciones: ‘En ‘La Vanguardia’ del viernes 7 de mayo aparece este título: ‘Farruquito debe aportar 100.000 euros de fianza para no ir a la cárcel’. Perfecto. Efectivamente, la fianza es un depósito que se hace para posibles responsabilidades pecuniarias, pero es un dinero que es del depositante y que se le devuelve si no hace falta. En este artículo constantemente se hace mención de ‘depósito’. Muy bien. Sin embargo, en otra parte del mismo día, aparece ‘Un juez deniega el acceso de Roldán a la semilibertad porque no ha pagado’. Aquí puede darse un error de interpretación, ya que lo que no ha hecho es ‘devolver lo sustraído’, y no pagar… Hay que tener cuidado con estas ideas que a veces se transmiten con las frases. A menudo puede observarse que parece que ‘la libertad se consigue pagando una fianza’ y eso no es cierto. Da la sensación de que la libertad puede comprarse pagando.’

Otro lector, Alfonso Bernad López, comenta también errores que afectan a términos jurídicos. ‘Hay una confusión, más de lenguaje que de concepto, en las notas judiciales’, dice. Señala este lector una confusión frecuente en la prensa: ‘Querella’ es la ‘demanda’ penal o criminal. Consiste en un escrito en forma, con hechos y derechos. Si no tiene carácter formal, con hechos, derechos y suplico, es una denuncia, es decir, cualquier medio que ponga de manifiesto al juzgado un hecho que ‘puede ser’ delito.’

LA ECONOMÍA es otro ámbito de la información periodística en el que los lectores suelen advertir también más errores. El lector Antonio López sostiene que últimamente ha visto que aparecen muchos más que antes. ‘¿No han logrado erradicar aún de ‘La Vanguardia’ los ‘duendes de la mudanza’ a los que usted ha aludido en algunos de sus artículos recientes?’, pregunta con ironía.

Cito algunas ‘perlas’ encontradas por el lector Leandre Lladó en las últimas semanas: una planta industrial que ocupa ‘unos 37.000 millones de metros cuadrados en la Zona Franca de Barcelona’ (!) (18 de abril, pág. 75); vehículos vendidos por Volkswagen entre enero y marzo del 2004: ‘1.273 millones’ (!) (en el infográfico, 1 de mayo, pág. 59); el Euribor de abril alcanzó el 2,63 en el título de la noticia pero llegaba al 2,163 en el texto y en el gráfico (1 de mayo, pág. 58).

Unos pies de foto, en el suplemento ‘Dinero’ del pasado domingo, tropezaron con los ‘duendes del sistema informático’, que también existen, y que estuvieron muy activos en ‘La Vanguardia’ la tarde del viernes 7 de mayo. Fue una tarde informáticamente aciaga en la redacción de ‘La Vanguardia’.

El lector Josep Nicolau me llamó para señalar que estaban trocados los pies de foto de la página 25 del citado suplemento económico. La obviedad no excusa del error.

Por su parte, el lector Alfonso Velasco Quintana me hace una pregunta que seguramente se habrán hecho otras personas. Dice: ‘En la página 5 de ‘Dinero’ del pasado domingo 9 de mayo me llamó la atención la bonita fotografía de un barco en medio de un canal, o de un río, pero el pie de foto dice ‘Autor del libro In Defense of Globalization’. Está claro que esta frase es una aclaración o continuación del título del artículo ‘Entrevista a…’, y por tanto los lectores curiosos nos hemos quedado sin saber dónde está hecha la foto. Estoy seguro de que usted nos lo aclarará’. Por supuesto. En la sección me dicen que es del canal de Panamá.

LA FOTO que el pasado domingo salía en la página 15 de Vivir no es de la escalinata de la catedral de Girona, me han comunicado mediante sendas cartas el lector Xavier Serra, de Sant Cugat del Vallès, y la lectora Magda Castañer Portas, de Arenys de Mar. Tienen razón, y es muy probable que muchos otros lectores familiarizados con la ciudad se sintieran decepcionados por este lapsus aparecido en ‘La Vanguardia’. La foto corresponde, como indican los lectores, a las escaleras que conducen a la iglesia del seminario de Girona, la iglesia de Sant Martí.’