LA VANGUARDIA
"La resistencia del plural talibán", copyright La Vanguardia , 21/10/2001
"Pocos días antes de que la Real Academia Española presentara, el pasado 11 de octubre, la vigésima segunda edición de su ?Diccionario de la Lengua?, el lector Alfredo Díaz, de Sevilla, dirigió la siguiente pregunta al defensor respecto al plural de la palabra ?talibán?: ??Por qué en ?La Vanguardia? escriben ?talibán? y no ?talibanes?, que es el plural que usamos los hablantes españoles??.
La sección de Edición del diario me explicó el criterio vigente sobre este vocablo propio de la lengua pashtún, oficial en Afganistán. En este idioma asiático el sustantivo ?talibán? es el plural de ?talib?, término que significa ?estudiante?. En consecuencia, para expresar el plural de esta voz es suficiente con escribir ?los talibán?. Este principio, sin embargo, obligaría a escribir ?el talib? cuando nos referimos a uno de ?los talibán?.
No suele ser así, y el debate sobre esta cuestión, aquí y en otros diarios, puede derivar en un conflicto incruento. En su recientemente anunciado diccionario, la Academia Española, máxima autoridad en esta lengua, parece aportar una solución conciliadora al aceptar ?talibanes? como plural de ?talibán?, del mismo modo que se admite ?espaguetis? como plural de ?espagueti?.
La fórmula de pluralizar a la española los términos propios de otros idiomas no rechina en los medios de comunicación cuando, como ocurre en este caso, se acogen los usos dominantes en la práctica del habla. En el castellano que se oye en Cataluña, por ejemplo, no suele advertirse que se pronuncie ?clubes? como plural de ?club?, criterio que aconseja aceptar la variante ?clubs? (plural a la catalana, a la francesa y a la inglesa en vocablos terminados en consonante) en el lenguaje periodístico. Es frecuente que se eleve a norma lo que el uso ha consagrado.
No es lo mismo, sin embargo, cuando las prácticas ordinarias del habla afectan a las normas gramaticales. El lector José Paradís Palau, de Castelldefels, me envió una colección de frases dudosas captadas en el diario, alguna tan incorrecta como ?los representantes del Sepla entrando al edificio?.
La imagen de bin Laden fue comentada por Víctor-M. Amela en la columna que bajo el epígrafe ?La Crítica? publicó ?La Vanguardia? el pasado domingo (14 de octubre, página 10 de Vivir). El texto y el pie de fotografía provocaron quejas. El lector Eduard Tarrats i Fontanelles, de Barcelona, ha dirigido esta nota al defensor: ?Probablemente algunos quieren presentar intencionadamente a Ossama Bin Laden de manera que recuerde imágenes de Jesucristo. Es lamentable que Víctor-M. Amela caiga en la trampa y escriba ??su efigie es clavada a la de la Sábana Santa!? La afirmación no sólo es insultante, sino -además- inexacta?.
Otro lector, Pedro Puigvert, de Corbera de Llobregat, me escribe lo siguiente: ?Las crónicas sobre televisión y artículos de Víctor-M. Amela son siempre muy jugosas e interesantes. Sin embargo, la comparación entre la supuesta imagen de Jesucristo en la sábana de Turín (de santa no tiene nada) con la de Bin Laden podrá ser una genialidad periodística, pero también una falacia como un estadio de fútbol?.
El defensor del lector no puede actuar en materia de opinión, como ustedes saben. Sólo he transmitido a Víctor-M. Amela, autor de la columna objetada, las observaciones de los lectores. Amela me ha solicitado que incluya en esta crónica esas quejas y su explicación personal: ?Si un solo lector interpretó que yo comparaba la naturaleza y el mensaje vital de Jesús de Nazaret con los de Ossama Bin Laden, la culpa es mía: ?no logré dejar lo bastante claro que mi símil era únicamente iconográfico! A saber: 1) El rostro de Bin Laden evoca al de la Síndone. 2) Muchos musulmanes ven en Bin Laden a su mesías redentor. Punto. Y coma: mi tesis era que el islam, sediento de rostros mesiánicos tras 1.379 años huérfano de ellos -esta religión prohíbe las figuras antropomórficas-, bebe hoy del rostro barbado de Bin Laden con avidez. Lamento que mi juego paranoico-crítico, que creí inofensivo, haya ofendido a alguien?.
El actor Javier Cámara fue el protagonista de un reportaje, escrito por Juan I. Francia y publicado en el Magazine de ?La Vanguardia? del pasado domingo, 14 de octubre, que ha motivado una queja de la lectora Margarita Pascual, de Madrid.
Desaprueba esta lectora que en la página 44 de esa edición apareciera este subtítulo destacado: ?Para interpretar al eficiente enfermero protagonista de ?Hable con ella?, el actor ha estudiado enfermería, ganchillo, manicura, peluquería e incluso masaje facial?. Margarita Pascual manifiesta: ?Es ofensivo tratar así los estudios de Enfermería, diplomatura universitaria para la que se requiere una nota de corte superior a la que se exige a los futuros periodistas?.
El redactor jefe del Magazine, Juan José Caballero, a quien he planteado la queja por este tratamiento informativo, alega: ?Creo que no debe tomarse la palabra estudiar en sentido literal. Es un hecho admitido y repetido con frecuencia que para interpretar sus papeles los actores ?estudian? a los personajes que encarnan. Cuando se dice en lenguaje coloquial que Javier Cámara estudió enfermería no cabe deducir un menosprecio hacia esa disciplina ni entender que cursó la carrera de enfermería, sino que estudió, con minúsculas, los conceptos básicos de la profesión para interpretar mejor su papel, de la misma forma que ?estudió?, con el mismo fin, otras habilidades que exigía el guión?.
Las palabras -como las imágenes- emplazadas en un contexto equívoco o en situaciones de comparación exagerada pueden herir sensibilidades."