Monday, 18 de November de 2024 ISSN 1519-7670 - Ano 24 - nº 1314

Josep Maria Casasús

LA VANGUARDIA

"La obsesión por chupar cámara", copyright La Vanguardia, 2/12/01

"Robert Robert, el primer periodista catalán que destacó en el artículo de costumbres, describía así, en 1865, los paliques y galanteos de soldados y niñeras en la parte baja de la Rambla de Barcelona de aquel tiempo: ?Un punto axiomático de la ley natural de la atracción es que si en un desierto plantamos una niñera al cabo de un mes crece a su lado un soldado? (Robert Robert, Ed. 62, 1965, p. 17).

La Rambla ha cambiado mucho desde entonces, por supuesto, pero la ley natural de la atracción descrita por Robert no ha decaído. El extraño fenómeno que se revelaba entonces mediante el crecimiento de soldados junto a las niñeras se observa hoy en las relaciones entre los políticos y los medios de comunicación: si en un desierto plantamos una cámara fotográfica o de televisión al cabo de un minuto crece a su lado un político.

Un lector de San Sebastián (País Vasco), que me ha pedido que le mantenga en el anonimato, se queja que los diarios, sobre todo, según él, pero también la televisión, hagan el caldo gordo a los políticos al ilustrar la información de las manifestaciones con fotos en las que aparecen de protagonistas.

Dice este lector: ??Por qué los periodistas entran en el juego de dar fotos de cabeceras de manifestaciones por víctimas del terrorismo donde algunos políticos van para lucirse??. Añade este lector como argumento para apoyar su pregunta: ?La prueba está en que Aznar no asistió a un funeral porque no podía estar en el primer banco de la iglesia?.

La ?ley de Robert?, reflejada en la imagen del crecimiento simbiótico de individuos de diversa especie, describía una misma obsesión humana de antiguos soldados y de políticos contemporáneos, obsesión que puede definirse respectivamente con dos locuciones de lenguaje llano: entonces era la de ?sobar criadas?, y ahora la de ?chupar cámara? en el noble sentido coloquial que ya figura en la actual edición del Diccionario de la Real Academia Española (RAE).

Proteger a los lectores de las avalanchas de imágenes cargadas de vanidades que se abalanzan sobre los medios de comunicación sería una tarea ciclópea. No existen eficientes métodos de contención contra los efectos enojosos que causan al público los esfuerzos por chupar cámara que despliegan famosos y gente notoria. Es más. De acuerdo con los criterios de selección de noticias vigentes en todo el mundo, es inevitable la irrupción de personajes populares o relevantes en el primer plano de la actualidad.

El hecho de que algunas personas tengan facilidad para chupar cámara obedece a la misma ley periodística que favorece que determinados personajes acaparen el protagonismo de las informaciones y noticias.

Es la ley de la excepcionalidad subjetiva, una de las que intervienen en los complejos mecanismos invisibles de selección natural de las noticias. Algunos hechos se convierten en noticia porque contienen una cierta dosis de excepcionalidad. Son hechos excepcionales en el sentido de raros o que se apartan del curso normal de la vida (excepcionalidad objetiva, la relativa a los objetos o a las situaciones), o porque los protagonistas son personas relevantes o famosas (excepcionalidad subjetiva, la relativa a los sujetos).

Todas las leyes, incluidas esas intangibles que regulan los actos periodísticos, son derogables o modificables. Pero no es fácil lograr una mejora en la selección de la información visual cuando en el sistema comunicativo impera la televisión, voraz e insaciable devoradora de imágenes y de dinero.

La deuda acumulada de la Corporació Catalana de Ràdio i Televisió (CCRTV) llamó la atención del lector Pere Pi i Cabanes, de Cantonigròs (Barcelona).

Envió en su momento una carta al defensor del lector en la que expone lo siguiente: ?En la página 11 de color salmón (edición del pasado 24 de octubre) escriben: ?La deuda acumulada de la CCRTV es de 5.150 millones de pesetas que obliga a pagar 450 millones de interés al mes?. He hecho la operación de multiplicar los 450 millones por 12 meses y me salen 5.400 millones pagados en un año. ?Es posible pagar estos intereses ?de usura? en los que el interés sube más que el capital??. No es posible, efectivamente.

La autora de la información publicada, Maricel Chavarría, reconoce que cometió un error en la transcripción de sus notas de la sesión de control parlamentario sobre la CCRTV. Eran datos aportados por el grupo socialista. El diputado Josep Maria Carbonell, que pertenece a este grupo, me asegura que la citada deuda acumulada es de 105.000 millones. Salto de cifras enorme.

Más cifras erróneas que en origen no se rectificaron como corresponde. El lector Josep Recasens i Garriga, de El Prat de Llobregat (Barcelona), señaló en una carta que en la entrevista en ?la contra? con el analista Marvin Zonis (20/IX/2001) confundían el ?billion? americano con el billón español.

Pido al periodista Lluís Amiguet, autor de aquel texto, que se explique. Contesta: ?La confusión en la traducción se debe a la ya conocida diferencia entre el ?billion? americano (mil millones) que equivale al ya admitido por la RAE millardo, y el billón español (un millón de millones). Los buenos conocedores de la cultura económica anglosajona habrán apreciado en seguida la obviedad del error y lo habrán subsanado sobre la marcha como hizo nuestro equipo de Continuidad evitando que fuera impreso en posteriores ediciones de ?La Vanguardia? de aquel día. Hoy la entrevista ya ha sido corregida y traducidas las cantidades correctamente como podrá apreciar el amable lector si consulta la edición electrónica?."