LA VANGUARDIA
"Algunos signos del tiempo", copyright La Vanguardia, 31/3/02
"Un lector de San Sebastián, Alberto Arregui, me advierte que es erróneo el signo que emplea La Vanguardia para señalar la previsión de nevadas en los mapas de la sección El Tiempo.
Todavía estamos a tiempo de revisar este recurso gráfico, aunque las leyes del universo nos han alejado ya del invierno. Nos recuerda este lector que el hielo cristaliza en el sistema hexagonal. Las estrellas que forman la nieve son de seis puntas, dice, y las que inserta La Vanguardia como signo de este fenómeno atmosférico son de ocho puntas.
Aquellos lectores que son a la vez esquiadores y observadores pueden hacer una comprobación científica empírica. Si miran con atención las partículas de nieve depositadas sobre las mangas del anorak constatarán que tienen seis puntas y no ocho.
Rosa Mundet, redactora jefe de Diseño, alega que La Vanguardia usaba antes para este recurso simbólico la estrella de nieve científicamente correcta, la de seis puntas. Pusieron dos puntas más para hacerla más visible, completa y atractiva. Son razones discutibles, por supuesto. Los pictogramas tienen una función a la vez ilustrativa e informativa. Pertenecen al ámbito de la ilustración y les asiste, por lo tanto, el beneficio de la fantasía, como expliqué en una crónica sobre ilustraciones. Pero una estrella físicamente precisa no tiene porque ser menos visible, menos completa y menos atractiva. A fin de cuentas La Vanguardia usa la estrella de seis puntas como signo en la sección La Nieve, que se publica los jueves, y así figura también en el logotipo que fue usado en el diario para identificar visualmente las informaciones sobre los Juegos Olímpicos de invierno de Salt Lake 2002.
En la ilustración adjunta pueden compararse todos estos símbolos aquí aludidos. Confiemos en que en la próxima temporada blanca se regularicen en el diario, de acuerdo con la ciencia, los indicativos visuales que nos muestran sobre los mapas donde es más probable que caigan esos cristales estrellados que trabados forman copos de nieve.
Otro signo de nuestro tiempo, el símbolo del euro (g), ha motivado una carta del lector José Miguel Guardia, de Barcelona, en la que formula una consulta que he argumentado ante la sección de Edición, competente en la materia. ?Me ha llamado la atención -dice el lector- que en titulares e informaciones los medios escritos (no solamente La Vanguardia), e incluso en los anuncios que especifican los precios de los productos anunciados, exista tal disparidad de criterio en cuanto a incluir la denominación o el símbolo del euro (g) y, en este último caso, si incluirlo antes o después de la cifra.?
El lector José Miguel Guardia argumenta: ?Lo cierto es que si miramos lo que ocurre en países cuya moneda es habitualmente identificada con un símbolo, éste suele incluirse siempre antecediendo a la cifra (así, por ejemplo, $100, refiriéndose a dólares USA). Incluso cuando no se usa el símbolo, sino la denominación de tres letras conforme al estándar bancario (USD, EUR, GBP, por ejemplo) éste siempre se sitúa antes de la cifra a la que alude, y no después?.
Añade: ?Llama la atención ver informaciones, anuncios y titulares que sitúan el símbolo detrás de la cifra (?XXX tiene un presupuesto de 300 millones g?). Sigue: ?Hay casos en que se menciona la cifra sin especificar la moneda. Eso ocurrió, por ejemplo, en un título de La Vanguardia (?Telefónica Móviles dota a IPSE con 100 millones para no perder la licencia italiana? ), donde no se cita la moneda ni en el titular ni en el texto, haciéndose al final una referencia a euros de otra cantidad, por lo que cabe suponer que la cifra del titular está también en esa moneda?.
El lector consulta si sería más preciso, ágil y coherente con otros países anteponer el símbolo g a las cifras (por ejemplo: ?XXX tiene un presupuesto de g 300 millones?).
La sección de Edición responde al defensor: ?La llegada del euro ha supuesto la incorporación de un símbolo nuevo (g) en nuestra cultura. Una cultura nada dada a los símbolos, como pueda ser la inglesa, por ejemplo. Ello llevó a plantearnos el uso de g en nuestro diario. Después de reflexionar si debía ir delante de la cifra (como el símbolo del dólar, US$) o detrás, siguiendo la lógica sintáctica del castellano se optó por la segunda opción. El problema surgió cuando se expresaban cantidades millonarias, que se acostumbran a escribir con números y con letras: no escribimos 123.000.000 g, sino 123 millones de euros. Y aquí fue donde se probó el uso del símbolo: 123 millones de g. La sección de Edición consideró del todo inapropiada esta fórmula, por lo que ciñó la aparición del símbolo al acompañamiento de una cifra, nunca de palabras. Y en los casos en que el espacio es escaso, la no mención de la moneda es sinónimo de euro, sin lugar a dudas, sobre todo desde el 1 de enero. Sin embargo, el uso de este nuevo símbolo en nuestra cultura puede depararnos fórmulas que aún no tienen suficiente tradición en nuestra lengua. Tiempo al tiempo?.
Adelantarse al tiempo, con todo el respeto para las normas sintácticas de cada idioma, es también una función del periodismo. Conviene regular soluciones respecto al euro ahora que aún estamos a tiempo."