Saturday, 23 de November de 2024 ISSN 1519-7670 - Ano 24 - nº 1315

Josep Maria Casasús

LA VANGUARDIA

"Defendamos también la lectura", copyright La Vanguardia, 20/4/03

"El universo de los lectores de diarios se divide en dos grandes grupos si analizamos el hábito de por dónde inicia cada uno la lectura. Por una parte, están las personas que comienzan a leer por la primera página y continúan por las páginas siguientes hasta el final. Por otra parte, están las personas que empiezan la lectura por la última página y siguen el orden inverso al preferido por el otro grupo antes citado.

Algunos lectores de ?La Vanguardia? preguntan a veces por esta diversidad de costumbres íntimas. Recientemente, a raíz de otras consultas, la lectora Montserrat Mallol, de Sant Cugat del Vallès, se ha interesado por estos hábitos que a todos nos han llamado la atención alguna vez. Me pregunta si hay algún estudio sobre esta dicotomía en la forma de leer diarios. Es probable que lo haya, pero lo desconozco, sinceramente.

Lo cierto es que la naturaleza del medio impreso nos permite elegir entre empezar a leer el diario por delante o hacerlo por detrás. La prensa ofrece esta libertad de acceso a los contenidos que en cambio no existe en la recepción de radio y televisión. Estos medios audiovisuales de comunicación nos imponen necesariamente, por sus propias limitaciones técnicas, un orden que no podemos alterar. El momento de la recepción y el orden en el conocimiento de los mensajes difundidos por radio y televisión nos vienen impuestos, inevitablemente. La libertad para ordenar la lectura es una de las grandezas del diario. Es un rasgo de superioridad de la prensa sobre los medios audiovisuales, aunque radio y televisión aventajan, por supuesto, a la prensa en otro tipo de prestaciones.

Repito que ignoro si hay estudios que expliquen por qué razón unas personas inician la lectura del diario por delante y otras por detrás. Sí que he tenido acceso, sin embargo, a estudios experimentales, realizados sobre todo en Estados Unidos, que han medido el grado de retención de las noticias a las que accede la gente mediante la prensa, la radio y la televisión. En esto la lectura también gana.

La radio es el medio que dificulta más la retención y la comprensión de las noticias. Le sigue la televisión en esta clasificación negativa. La rápida sucesión de enunciados escuetos impide la rigurosa percepción de los detalles y, por supuesto, la reflexión. Cada noticia nueva emitida devora la anterior.

La radio, particularmente, se presta además a que el oyente confunda datos, y es, por lo tanto, una causante involuntaria de aquel tipo de rumores que se generan a partir de un hecho cierto que se distorsiona a medida que se difunde de boca en boca. Suele ocurrir en el género radiofónico de la tertulia. Los oyentes atribuyen declaraciones a un tertuliano que éste no hizo. También en las noticias oídas: un hecho se sitúa a veces en un lugar distinto a aquel donde ocurrió.

Es razonable atribuir a estos motivos parte del creciente interés que el público tiene por la prensa en una situación histórica en la que aumenta la diversidad de ofertas informativas con soporte audiovisual.

Recordemos datos sobre venta de prensa, difundidos por la Asociación de Editores de Diarios Españoles (AEDE) el pasado 26 de febrero. En España, los diarios de información general incrementaron su difusión un 0,2% en el 2001 respecto al año anterior. Todo indica que sigue esta tendencia. Es un porcentaje aparentemente irrelevante, pero significativo como tendencia, ya que en el mismo año las ventas de diarios en el conjunto de la UE cayeron un 2,9%.

El incremento de lectores de ?La Vanguardia? en este periodo superó a la positiva tendencia española y por supuesto a la negativa tendencia europea. Según la OJD, este diario registró un 3,5% más de ventas de ejemplares, nuevo hito en la evolución de una difusión que está en constante crecimiento desde el año 2000.

En conjunto, la proporción de españoles que leen prensa creció ligeramente en el año 2001 con respecto al año anterior, hasta llegar a 105 ejemplares por cada mil habitantes. Estamos lejos aún de la media europea, que alcanza los 205 lectores por mil habitantes. En esta lista, España se situó al nivel de Italia y por encima de Grecia y Portugal. Finlandia y Suecia están colocadas en los primeros puestos de esta clasificación, al registrarse allí una media de más de 400 lectores de diario por cada mil habitantes.

Catalunya es la comunidad española que lee más diarios, según un informe reciente dirigido por el doctor Miquel de Moragas.

En los avances de la lectura de prensa no cuenta sólo el contenido. Diseño, gráficos y tipografía contribuyen a atraer lectores. La historia de la lectura registra hechos significativos, como un debate entre lectores de ?The Times?, en la era victoriana, sobre cuál es el tipo y cuerpo de letra más adecuados para la lectura en determinadas circunstancias de iluminación y de comodidad.

La evolución de la lectura de prensa es muy sensible a condiciones externas aparentemente alejadas de los valores periodísticos. La doctora Gaye Tuchman, profesora en el Queen’s College de Nueva York, expuso en la revista académica ?Periodística? los resultados de unas investigaciones sobre lectura. Una de sus conclusiones fue que, a mediados del siglo XIX, la supresión del impuesto que gravaba las ventanas de los hogares de Inglaterra potenció la lectura, debido a que se pudo aprovechar más la luz natural. El impuesto sobre ventanas influía en la lectura de prensa, del mismo modo que el impuesto de radicación en Barcelona influyó en la desaparición de los grandes cafés, donde la gente se movía con comodidad entre mesas amplias y asientos holgados y podía leer el diario sosegadamente, sin agobios."