Lo primero que hace tras dar un cálido apretón de manos es interesarse por la periodista, dirigiéndose a ella (no solo en esta ocasión, sino varias veces más durante los estrictos diez minutos concedidos) por su nombre: “¿Cómo estás? ¿Dónde aprendiste inglés?”. Como solo cabía esperar, demuestra ser un cautivador galán, un curtido maestro en el arte del vis a vis. Relajado, cordial, aparentando con especial encanto sus blondos 76 años, Robert Redford, uno de los nombres mayúsculos del celuloide, pasó esta semana por Madrid para promocionar el canal Sundance Channel (en Imagenio, dial 46), el primo hermano de su criatura, el Festival de Cine Independiente de Sundance. Aunque ya está disponible en España desde 2011 (en EE UU desde 1996) Redford quería “celebrar” su expansión no solo aquí, sino en otros cuantos países a lo largo y ancho del globo.
“Los recortes del Gobierno en cultura son algo muy triste”
“En parte, la razón de venir a España es que le tengo un cariño especial”, contó, sentado distendidamente, con los codos apoyados sobre el respaldo, en un diván de su suite en el hotel Ritz. “Pasé tiempo aquí [en los años cincuenta y sesenta] como artista, pero no en Madrid, sino en el sur, en Mijas y en Mallorca. Estuve aquí tres veces, así que siento un apego personal”. El intérprete y cineasta (Los Ángeles, EE UU, 1936), ganador de dos Oscar, uno en 1981 como director por Gente corriente, y el otro en 2002 como homenaje a toda su carrera, jalonada de títulos imprescindibles como El golpe o Memorias de África, aseguró estar relativamente al corriente de la situación que atraviesa el país. “Es muy triste”, espetó cuando se le preguntó por su opinión sobre los recortes gubernamentales en materia cultural. “Creo que es muy saludable subvencionar las artes, porque crea multitud de nuevos empleos y oportunidades para que los artistas puedan desarrollar su trabajo. Desafortunadamente, en Estados Unidos no se hace, lo que me parece una locura. Todo tienes que hacerlo tú mismo, y así es precisamente como empezó Sundance”.
Fundado en 1978, el festival, bautizado como su personaje en el clásicowestern de 1969 que protagonizó junto a Paul Newman, Dos hombres y un destino, vive desde entonces dedicado al apoyo y el fomento del cine y el teatro independientes. Sundance Channel tiene el mismo objetivo: mostrar y promocionar la creación alejada de los circuitos comerciales, solo que en la pequeña pantalla. “Cuando yo era pequeño la televisión era así de enana”, explicó, dibujando un cuadrado con las manos, “de nueve pulgadas”. “Ahora las televisiones cada vez se hacen más grandes, son gigantes. La diferencia con el cine es que la tele permite una experiencia más íntima, en tu propio espacio. Aunque también me gusta sentir la energía de la gente en la sala. Ambos formatos funcionan”.
Como director artístico del canal, que además de filmes indies ofrece series, documentales y contenidos especiales, Redford se involucra en todo lo relacionado con la búsqueda de ideas para la programación. “Por ejemplo, se me ocurrió que contáramos la historia de un camarero a través de un documental, u otra sobre mujeres en silla de ruedas. Ver a estas mujeres podría ser algo deprimente pero, ¿qué pasa si están llenas de vida y personalidad, y si trascendemos el hecho de que van en silla de ruedas? Es ese tipo de ideas lo que aporto”.
“Llegar al gran público a veces significa caer en lo comercial”
A lo largo de la conversación, guiada por la meliflua cadencia de su acento, el actor, que acaba de protagonizar, producir y dirigir el filme The company you keep, que se estrenará en España en 2013, subrayó y ejemplificó en varias ocasiones la importancia del género documental.
—Leí que usted mencionó que es la nueva forma de hacer periodismo.
—¿De verdad que has leído eso? Me parece fantástico. Y es verdad. Creo que, al menos en EE UU, el periodismo se ha convertido en algo muy partidista. Tienes Fox News u otros medios que tienen un punto de vista muy conservador, y que emiten esa señal, ese punto de vista tan reducido. Y eso implica que otra cadena tiene que lanzar un punto de vista liberal, así que al final está todo dividido. Y luego tienes Internet, con todos esos canales para emitir opiniones personales. Y así, ¿cómo puede saber nadie dónde está la verdad? Los documentales, como se toman su tiempo, pueden escarbar más profundo, y cuando los ves te da esa sensación de que te están contando la verdad, o al menos algo más verdadero que lo que ves en las noticias.
Con el cine, con el arte, Redford también tiene como meta la autenticidad. Pero mantener el espíritu independiente y llegar a mucha gente son dos conceptos difícilmente maridables. Más de tres décadas de Sundance, en las que el festival ha pasado de ser opción minoritaria a circo de famosos —algo por lo que ha sido criticado—, le han hecho aprender la lección por las malas. “Cuando una película es devorada y hecha pedazos por el sistema [se ríe] es un síntoma de éxito. Si un distribuidor coge un filme independiente, y ese distribuidor quiere llegar al gran público, a veces eso significa que tiene que caer en elmainstream. Cuando empecé Sundance, literalmente no existía la categoría de película independiente, pero ahora es algo muy grande, y está creciendo. Y creo que eso es saludable, que es bueno”.