Saturday, 23 de November de 2024 ISSN 1519-7670 - Ano 24 - nº 1315

Josep M. Casasús

‘Encima de los Seat 600 se transportaban muchas cosas, normales o raras, pero no era fácil que allí viajaran vacas. Varios lectores me llamaron después de leer el pasado 8 de marzo en un reportaje de La Vanguardia que, en los años de eclosión de los coches utilitarios, ‘muchos taxis de Barcelona optaron por el modelo berlina, que tenía cuatro puertas e incorporaba una vaca’. Uno de los primeros en llamarme para comentarme su sorpresa por esta palabra con v en lugar de b fue el lector Carrión.

Otro lector, Benito Hurtado Rojas, me envió una carta postal con estas consideraciones a propósito de ese gazapo: ‘No cabe duda de que en aquella época tan necesitada de bienes alimenticios no hubiera venido mal unas cuantas vacas, pero no hasta el extremo de tenerlas que llevar en la parte superior del 600. No sé si aquel coche hubiera aguantado el peso de la vaca mucho tiempo, aunque fuera del tamaño de una ternera’.

El lector Felipe Sanz me escribió desde Argentina para preguntarme si en el castellano usual en Catalunya la vaca equivale a la baca, como en el castellano propio de algunos países de su zona el carro equivale al coche.

Le aclaré que se trataba de un error, pero que entendía su interés por ciertas variantes de la lengua castellana en este diario que se edita en Barcelona con vocación universal ya que cumple con la función necesaria de proyectar hacia el exterior la realidad social, cultural, económica y política de Catalunya.

Este lector me dijo que a pesar de no tener ninguna relación con la cultura catalana considera lógico que en la lengua castellana empleada en Catalunya se respeten giros propios, del mismo modo que se respetan en la que se emplea en Andalucía, Galicia, Argentina, México o Venezuela, por ejemplo.

LA PALABRA BIDET, como otras terminadas en t, ha llamado la atención de otro lector, Amado Ferri, persona interesada también por las peculiaridades del castellano que se habla y escribe en Catalunya.

Me llamó para preguntarme si no era dudoso que un diario como La Vanguardia, que se difunde más allá de Catalunya y de España, mantenga la letra t al final de algunas palabras francesas terminadas con esta consonante. Me apostilló por teléfono: ‘¿No se presta a confusión? Sería importante que explicaran el motivo de esta particularidad en la grafía de estas palabras que la Academia Española ha incorporado a su diccionario eliminando esta t que no se pronuncia’.

El Libro de redacción de La Vanguardia prescribe esto sobre el bidet: ‘Aunque el Diccionario de la Real Academia Española sólo recoge la forma bidé, escribimos bidet, manteniendo así la grafía original francesa’.

Creo que, como ocurre al usar clubs y no el académico clubes, esta es una opción por formas que ref lejan una fonética que no resulta forzada para los hablantes catalanes.

Quiero constatar si esta es la razón de esas excepciones en las reglas de estilo de LaVanguardia, que ya figuraban en el anterior Libro de redacción, el editado en 1986.

Pregunto al coordinador de la parte lingüística del citado libro de La Vanguardia, Magí Camps, jefe de la sección de Edición.

Nos lo aclara: ‘En estos casos, el criterio por el que se optó en nuestro Libro de redacción fue el de ref lejar el castellano que se habla en Catalunya. Este aspecto lingüístico, que a algunos les suena a barbaridad, no es ninguna entelequia. Por lógica, en nuestro territorio el castellano no es impermeable a la convivencia con el catalán, como no lo es en las otras comunidades peninsulares bilingües ni en Hispanoamérica con las distintas lenguas precolombinas e incluso con el inglés. Para un hablante de Catalunya, la pronunciación -y la grafía- bidé, carné, chalé y similares resulta ajena a su fonética. Un hablante bilingüe pronuncia estas tes finales tanto en catalán como en castellano -que no suenan en su original francés-, por ello la grafía que propone la Real Academia Española resulta extraña. La RAE no recoge ni bidet ni carnet, sólo tolera chalet, aunque recomienda en los tres casos la grafía sin te final. Creo que la opción de nuestro libro es correcta y es consecuente con la fonética de la mayoría de nuestros lectores’.

SI EN EL CARNET de identidad figura que uno tiene 63 años no cabe calificarlo de anciano, ni en Catalunya ni en otras partes. El lector Joan-Tomàs Caralps i Riera y las lectoras Maria Teresa Busquets y Maria Teresa Figa protestaron por un breve del pasado día 23 que aludía a un ‘anciano de 63 años’.

LAS VOCALES NO SON BUCALES cuando nos referimos a las cuerdas que hay en la laringe. Nos lo recordó el lector Francisco Ruz Herrera después de observar el pasado 26 de febrero que en un esquema sobre la operación a que fue sometido el Papa se señalaba la posición de las cuerdas bucales.

Dice el lector: ‘El esquema, en principio, es correcto a excepción de la leyenda que indica la posición de las cuerdas vocales. En efecto, allí se dice cuerdas bucales. La denominación de vocales se refiere indudablemente a la producción de la voz que, efectivamente, se modela en dicho lugar. El término bucales, en cambio, ser referiría, en todo caso, a elementos localizados en la boca’.

SONSOLES ESPINOSA, que debe cuidar mucho sus cuerdas vocales por su condición de cantante, no tiene en cambio la condición de primera dama española que le atribuía un reportaje de La Vanguardia el pasado 6 de marzo, me dijo la lectora Ana Sas.

Para quejarse por este tratamiento inadecuado también me llamó el lector Jesús Herrera Fernández. Quiso aclarar que Sonsoles Espinosa, esposa del presidente del Gobierno Rodríguez Zapatero, no es la primera dama puesto que esta denominación sólo corresponde en España a la reina Sofía.

Así es, pero este error periodístico no es nuevo. Ya ocurría en tiempos de Ana Botella, esposa del entonces presidente Aznar.

JOSEP BENET, salvando las distancias, también ha sido aludido de manera inapropiada al atribuirsele en La Vanguardia del pasado 5 de marzo la condición de antiguo líder del PSUC. Debe aclararse que en las elecciones catalanas de 1980 fue un político que encabezó una candidatura de aquel partido pero como independiente. El escaño que se le asignó entonces en el Parlament estaba adscrito al grupo mixto. Apelo otra vez al rigor.’