‘Que los árboles del error y la errata no nos impidan ver el bosque de lo que significa la prensa’, me comentó por teléfono el pasado jueves el lector Jaume Rodríguez, de Barcelona.
Con esta frase resumió su desazón ante el hecho de que, a juzgar por mis crónicas dominicales, entre las quejas y consultas de los lectores de La Vanguardia dominan las relativas a fallos humanos de escritura.
–Eso no nos debe inquietar, ni mucho menos descorazonar –observé en nuestra conversación–, sino casi todo lo contrario: revela una preocupación y una sensibilidad cultural que dice mucho en favor de quienes leemos este diario. El interés por la calidad de los textos es uno de los sellos de distinción del conjunto de lectores de La Vanguardia.
–¿Nadie le pide que hable usted también de las corrientes de fondo que mueven el periodismo? –me replicó con el tono de quien quiere introducir una pregunta concreta–.
–Usted dirá … –contesté para invitarle a entrar en materia–.
–¿Cómo se explica que Kerry no haya logrado ganar las elecciones a presidente de Estados Unidos a pesar de ser el candidato apoyado por los diarios más influyentes de aquel país, tal como La Vanguardia explicó hace unos días?
–Es cierto, pero no es la primera vez …
–Sí, ya lo sé, y a eso voy. Hoy, al fijarme en este detalle de esos resultados he recordado aquellas elecciones que Pujol ganó por mayoría absoluta después de tener a muchos periodistas en contra por lo de Banca Catalana cuando gobernaba en minoría con el apoyo de Esquerra Republicana.
Queda fuera de mis competencias opinar sobre aquella etapa de la historia catalana o precisar los datos a los que alude el lector.
Sobre las causas del éxito de Bush en las elecciones del pasado martes han escrito con plena autoridad profesional los analistas y editorialistas de La Vanguardia.
Desde mi modesta posición sólo puedo dejar constancia de que el cuarto poder no es tan poderoso como a veces se supone.
Por este motivo, los lectores debemos relativizar nuestras conclusiones cuando los diarios, en uso de su derecho a la libertad de opinión, se inclinan a favor o en contra de una opción política. En el ánimo y la voluntad de los electores también pesan razones ajenas a la influencia periodística.
De todas maneras, es cierto que The Washington Post y The New York Times,acordes con su tradición prodemócrata, apoyaron a Kerry, pero también lo es que otros medios de comunicación respaldaron al candidato Bush, como el Columbus Dispatch,referente periodístico en el decisivo Ohio.
Cuando ultimaba esta crónica de hoy me ha llegado al buzón del defensor un correo electrónico del lector Alfonso García Torres en que me formula una pregunta: ‘Los principales diarios norteamericanos se pronunciaron antes de las elecciones a favor de un candidato u otro. ¿Se ha planteado La Vanguardia alguna vez pronunciarse claramente sobre un candidato en las elecciones españolas? ¿Qué le parece este compromiso?’.
Por supuesto, todo diario puede o no pronunciarse políticamente, pero los defensores del lector no podemos ni debemos pronunciarnos sobre la línea editorial ni hacer recomendaciones de ese género. Es lógico.
El título objetado rezaba así: Kerry llega al recuento con opción de triunfo.Tal como conjetura con acierto este lector, esa edición se cerró cuando los datos apuntaban en este sentido. Era la tercera edición. En la primera, cuando el recuento era incipiente, el título de portada decía: EE.UU. vota en masa.En la segunda edición se mantuvo el mismo título aunque había cambios en otros elementos del contenido.
La cuarta edición reflejaba aún la situación de las primeras horas del día: El voto de Ohio decide la presidencia americana.Así fue hasta que este voto permitió titular al día siguiente Bush, reelegido.
Hablé con el lector García Alonso para confirmarle las condiciones informativas en las que se había decidido la portada de la tercera edición cuyo título principal lamentaba. Considero que su legítima reacción debió coincidir con la de otros lectores que recibieron en su casa aquella edición de transición nocturna con un título desconcertante.
El periodista Florencio Domínguez, autor de la información, nos dice: ‘En el caso de la carta firmada por el ex dirigente de ETA Francisco Múgica Garmendia, Pako,y otros seis presos, hay que señalar que el primer medio que logró hacerse con ella fue el Diario de Noticias,de Navarra, que tuvo la exclusiva en su edición del día 2. Con posterioridad, otros medios, entre ellos La Vanguardia, se hicieron con la copia de la carta de los presos. Creo que procede mantener la reserva de la fuente acerca de cómo se logró el papel. En este caso, como en otros similares, el periodista debe resolver con carácter previo si el documento es auténtico y si su contenido resulta de interés general. Una vez obtenida respuesta afirmativa a ambas cuestiones, resultaba pertinente darlo a conocer a los lectores de La Vanguardia.La carta es de agosto, cierto. Lo habitual en papeles de ETA es que tarden mucho más en salir a la luz. Sólo se llegan a conocer públicamente unos pocos documentos de ETA y, a veces, se tarda años en tener acceso a ellos. Son un récord ´los tres meses´de esta carta’.’