‘Parece que el pasado curso todo fueron flors i violes en La Vanguardia, a juzgar por su crónica de hoy’, me dijo por teléfono el lector Jaume Serra, el pasado domingo. Se quejó por errores de léxico que ha visto este verano. Sobre todo expresiones en catalán mal escritas y también de lapsus en lengua castellana cometidos por influjo de la lengua catalana.
Otros lectores me habían enviado cartas de protesta por gazapos que este lector también me citó en el diálogo telefónico que mantuvimos cuando le llamé el pasado domingo desde mi casa después de escuchar el mensaje que dejó en el buzón de voz.
Una de las incorrecciones en lengua catalana que más mensajes electrónicos de lectores motivaron fue la aparecida en el título de un texto publicado el 17 de julio en las Cartas de los Lectores. Es el título de carta que rezaba: Català per immigrants. Lo correcto, nos señaló el lector J.M. Valls, era escribir en este caso Català per a immigrants, puesto que Català per immigrants equivale en castellano a ‘catalán por inmigrantes’.
Otro lector, Marc Torras Piulachs, expuso lo siguiente: ‘Últimamente he observado que hay bastantes faltas de ortografía en las cartas de los lectores escritas en catalán y en cambio no encuentro ninguna en las escritas en castellano. Me gustaría saber si la redacción corrige las faltas de los lectores o si respeta los textos tal como llegan. Me cuesta creer que nadie cometa faltas en castellano. Deduzco por tanto que el diario revisa y corrige la ortografía en estas cartas’. El lector Torras aportó dos ejemplos que justifican estas observaciones sobre el uso del catalán.
En el mismo sentido se dirigió al defensor el pasado 27 de agosto la lectora Anna M. Riera i Mitats. Motivó su queja justificada: en una de las columnas en catalán de la sección Desde Dentro (en los espacios dedicados por La Vanguardia al Fòrum) se incurrió repetidamente en el error de hacer transitivos verbos que no lo son en lengua catalana. Citaba una oración con tres errores: ‘… han fet baixar a 6.000 nens diaris dels seus autobusos o pujar-se qui sap on per rescatar el mòbil que se l´hi havia caigut…’.
Hace meses, otra lectora, Maite Pons Roig, lamentó errores propios del contacto de las dos lenguas oficiales en Catalunya, errores que afectaban, en cambio, al castellano. Decía en su carta: ‘En la columna de las películas de estreno he visto varios errores ortográficos notables, al aparecer dos grafías que corresponden a las mismas palabras en catalán, cuando se estaba escribiendo en castellano. Concretamente, se habían infiltrado dos palabras del catalán: quinze e infermera, y también se transcribía erróneamente la forma verbal empieze y sobretodo’.
Hemos constatado, pues, traducciones incompletas y errores gramaticales. Pero también la castellanización innecesaria de un vocablo catalán, advertida por el lector Juan Losantos Antich, de Montornès del Vallès, en un texto publicado el pasado 19 de agosto en el suplemento de los Juegos Olímpicos. Se decía allí que la atleta Merlene Ottey se había interesado por el deporte gracias a un manual de entrenamiento rebregado que su madre le había regalado. El rebregar catalán es un verbo sugerente, de origen remoto (Joan Coromines lo vincula al gótico brikan, al igual que el break inglés), pero también son sugerentes y descriptivos los castellanos ajar, manosear o arrugar, términos que por uno de esos extraños lapsus de la composición periodística, casi siempre muy apresurada, no inspiraron al redactor.
De todos estos desmanes contra la lengua advertí en su momento a los servicios periodísticos responsables, y de ellos recibí el propósito explícito de enmienda. Que así sea.
El dequeísmo es otra enfermedad de nuestras lenguas que suele motivar cartas de protesta de los lectores. Es frecuente que atribuyan este vicio de lenguaje al contagio de la lengua catalana. No están en lo cierto estos lectores puesto que el dequeísmo es tan incorrecto en lengua castellana como en lengua catalana. No se trata, pues, de un pecado del que pueda culparse a nuestro bilingüismo. Pero el hecho de que el dequeísmo sea de origen americano, como señalaba el académico Lázaro Carreter, no es una excusa para tolerar esta falta en un diario catalán.
No siempre tienen razón los lectores cuando denuncian casos de dequeísmo en La Vanguardia. Por el contrario, algunos de los ejemplos que adjuntan a su protesta revelan que algunos hispanohablantes caen a su vez en el vicio contrario, el queísmo.
Éste es el caso de las pruebas que me aportó un lector durante el pasado curso para reforzar su opinión de que en unos títulos de La Vanguardia se había cometido dequeísmo. Señalaba estas frases: ‘Interpol informó en 1998 a España de que King era un agresor sexual’; ‘El Ejército israelí advierte de que es urgente mejorar la situación palestina’; ‘Mas avisa al sector turístico de que los partidos implantarían la…’. Estos titulares son correctos: la ausencia de la preposición de habría generado queísmos. En el caso del verbo informar, por ejemplo, siempre se informa de algo, por lo que en una oración introducida por un que debemos mantener el de: ‘Interpol informó… de que King…’. Otro caso: ‘Mas avisa de la implantación / de que los partidos implantarían…’.
En el verbo echar lo primero que se echa es la h, reza una vieja fórmula mnemotécnica que un periodista olvidó al escribir un texto publicado el pasado 18 de julio en La Vanguardia. El lector Jordi Gómez, de Barcelona, lo señalaba así en una carta que leí en mi correo de aquel mismo domingo, en la que comentaba otro error de contenido: ‘Se trata de una falta de ortografía bastante llamativa, que podría verse como una errata al teclear si no fuera porque se ve dos veces casi seguidas: ‘hecho de menos’. No echemos tierra sobre ese error contumaz.
El aranés es también una lengua que debe cuidarse, como todas. Me lo advirtió la lectora Maria Àngels Sanllehy en una conversación telefónica que mantuvimos el pasado 20 de julio, después de ver mal transcritos en La Vanguardia unos topónimos y unas frases. Recomendó que, ante las dudas que puedan presentarse en el uso periodístico de esta lengua pirenaica, la redacción del diario podría consultar a la Oficina de Foment de l´Aranès, dependiente del Consell General d´Aran. Atendamos su consejo.’