Sunday, 17 de November de 2024 ISSN 1519-7670 - Ano 24 - nº 1314

Milagros Pérez Oliva

‘Hay frases muy oportunas en su momento, que se vuelven inoportunas con el devenir de los acontecimientos. Y otras que siempre han sido inoportunas. La frase con la que Mariano Rajoy elogió en su día al entonces presidente balear, Jaume Matas, como artífice de un modelo de Gobierno a implantar en toda España, es de las primeras. La de ‘estoy en política para forrarme’, de las segundas. En estos días de tribulaciones para el PP por la imputación de un número considerable de sus altos cargos y dirigentes en tramas de corrupción, algunas de estas frases han sido rescatadas de las hemerotecas. El problema es que algunas veces, las hemerotecas engañan.

Un lector muy crítico y muy atento a las pifias de EL PAÍS, Ricard Meneu, me escribe para reprocharnos un error que, cuanto más se repite en el medio de comunicación, más presunción de veracidad adquiere: el de atribuir al dirigente popular Eduardo Zaplana la ya arquetípica frase de ‘estoy en política para forrarme’. En el editorial titulado Brumas sobre Gürtel, publicado el 25 de abril , se decía: ‘Tampoco las cautelas procesales pueden borrar la realidad. Hace 20 años la anulación del caso Naseiro no pudo impedir que se escuchara decir a un tal Zaplana, del PP alicantino, que ‘estoy en política para forrarme’. Pues bien, la frase no es de Eduardo Zaplana. Ricard Meneu juzga el error de forma muy severa: ‘Parece que la chapuza, la imprecisión y la mala documentación no se circunscriben ya a periodistas novatos o urgidos por el cierre de edición. Incluso los editorialistas deslizan errores de bulto, especialmente llamativos cuando suponen imputaciones incorrectas’. También Eduardo Zaplana llamó a la Redacción para aclarar que la frase no era suya.

La frase en cuestión apareció en una grabación judicial en el curso de una investigación sobre una supuesta mordida por la adjudicación de contratos en la ciudad de Benidorm, de la que era alcalde Eduardo Zaplana, y se atribuyó a Vicente Sanz, entonces secretario general del PP de Valencia. La confusión procede seguramente de que Eduardo Zaplana también apareció en unas grabaciones judiciales que se efectuaron durante la investigación de un caso de narcotráfico que derivó en el llamado caso Naseiro. Esas grabaciones captaron una conversación entre Zaplana y Salvador Palop en la que el primero decía: ‘Que me dé diversas opciones y me quedo con la más fácil. Pero me tengo que hacer rico porque estoy arruinado, Boro. (…) Estoy trabajando mucho, pero estoy arruinado. (…) Me lo gasto todo en política. No ves que no tengo sueldo como tú, que cobras de lo que trabajamos todos los españoles’. Lo cual, en palabras de Meneu, ‘es similar, pero no lo mismo’.Ciertamente, no es lo mismo. Como tampoco lo son verosimilitud y veracidad, y por tanto, no debemos confundirlas. Si es de justicia dar al César lo que es del César, también lo es atribuir a Zaplana lo que Zaplana ha dicho y no otra cosa.

Hay otras cuestiones que no son tan fáciles de objetivar. Por ejemplo, la que plantea el doctor Miguel Barrueco, profesor de neumología y jefe de la Unidad de Tabaquismo del Hospital Universitario de Salamanca. Considera que El País Semanal ha vulnerado en varias ocasiones la Ley de Medidas de Prevención del Tabaquismo y la normativa sobre protección de los consumidores en materia de publicidad. Su carta llega con la firma de más de una veintena de médicos y enfermeras, y señala, como ejemplo, varias fotografías publicadas en los últimos cuatro años. En ellas aparecen modelos o artistas fumando , no en el curso de una actividad cotidiana, sino en imágenes expresamente tomadas para ser reproducidas de ese modo . Entre las señaladas figuran una portada en la que aparece un primer plano del actor Antonio Banderas fumando y una fotografía en la que una modelo aparece tumbada en un coche encendiendo un cigarrillo con un paquete de Marlboro claramente visible.

El doctor Barrueco entiende que estas imágenes pueden considerarse o bien un ejemplo de promoción del tabaquismo (foto de Banderas y de los modelos fumando) o bien publicidad indirecta (caso del paquete de Marlboro). Acepta que la suya es una muy restrictiva interpretación de la normativa, pero cree que esta es una cuestión esencial ‘pues la publicidad directa, indirecta y subliminal es el vector de transmisión de la epidemia tabáquica, la primera causa de muerte prevenible en los países desarrollados’. Y recuerda el debate suscitado en Estados Unidos al saberse que, para sortear la prohibición de publicidad, las tabacaleras promovían la aparición de famosos fumando en películas, series de televisión o entrevistas.

Pablo Guimón, redactor jefe de El País Semanal, no está de acuerdo. ‘La ley prohíbe la publicidad directa, indirecta o subliminal del tabaco en los medios. Pero los ejemplos que aportan estos lectores son de fotografías que constituyen contenido editorial de la revista, no publicidad. Es una distinción crucial. El hecho de que aparezcan cigarrillos o personas fumando no quiere decir que se esté promocionando el tabaco. Mostrar algo no es promocionarlo. Fumar tabaco es una actividad legal (salvo en determinados espacios públicos) y a veces aparece reflejada en retratos a personajes que fuman. Y puede aparecer también en fotos sobre moda en las que conscientemente el equipo artístico decide que los modelos estén fumando para recrear determinado ambiente. Lo cual no incumple ninguna ley ni se realiza con el fin de promover el tabaquismo. Se puede discutir si es deseable o no, y sería un debate muy interesante a nivel editorial, pero en absoluto considero que constituya una infracción de la ley. ¿Infringen la ley la serie Mad men o la película Casablanca? ¿La infringe el hecho de publicar un fotograma de ellas?’, pregunta.

De las fotos que cita el doctor Barrueco, la que incluye la imagen del paquete de tabaco me parece la más problemática, pues se trata de una imagen expresamente captada para ser reproducida en un medio de comunicación y podría considerarse que hace publicidad de la marca. Si se consideraba que era ‘artísticamente’ muy importante que la modelo fumara, bastaba con no poner el paquete para eliminar cualquier sospecha, sobre todo teniendo en cuenta la susceptibilidad que hay ante los métodos que utiliza la industria tabaquera para sortear la prohibición de publicidad.

Con todo, la presencia del tabaco en El País Semanal puede considerarse anecdó-tica. Pablo Guimón ofrece unos datos que revelan lo mucho que se ha avanzado en esta cuestión: de las 463 fotografías publicadas en los últimos cinco números de la revista, sólo hay tres en las que aparezca gente fumando. En todo caso, como el debate suscitado tiene interés y se termina el espacio disponible en este artículo, les invito a continuarlo, si lo desean, en la nueva página que la Defensora tiene a partir de hoy en la edición digital.

Como han podido comprobar muchos de los lectores que me han escrito en el año que llevo en el cargo, el artículo dominical sólo permite tratar algunos, muy pocos, de los asuntos que me plantean. Muchos de los temas que hasta ahora he tratado de forma bilateral con los lectores, son de interés general y merecerían ser conocidos. Por otra parte, la posibilidad de que algunas de las quejas que me plantean puedan ser conocidas por toda la Redacción aumentará sin duda la eficacia de su impagable colaboración. Así, en el nuevo espacio de la Defensora encontrarán, además de los artículos de la edición impresa, tres nuevas secciones: la de Puertas abiertas recogerá asuntos y quejas de interés general; Los lectores nos corrigen dará cuenta de los errores e incorrecciones que ustedes me señalen, y en Debates de periodismo trataré de exponerles y someter a su consideración y debate cuestiones sobre ética y práctica periodística.’