Friday, 22 de November de 2024 ISSN 1519-7670 - Ano 24 - nº 1315

Sebastián Serrano

‘El número de asistentes es un dato fundamental en cualquier manifestación. Sobre él hay siempre discrepancias, pero nunca las diferencias habían sido tan grandes como el pasado 18 de junio, al evaluarse la asistencia a la marcha convocada por el Foro Español de la Familia en Madrid contra la ley que autoriza el matrimonio entre homosexuales. Los organizadores aseguran que hubo 1,5 millones de manifestantes, la Comunidad de Madrid calculó 700.000 y la Dirección General de la Policía, 166.000. El País estimó 180.000.

Varios lectores han llamado por teléfono o remitido mensajes para protestar, de forma despectiva en algunos casos, por el cálculo hecho por el periódico. ‘Yo estuve allí y lo vi con mis propios ojos’, es la frase que utilizaron por separado dos lectoras y manifestantes para apoyar la cifra dada por los organizadores. La misma idea la expone otro lector, pero dándole la vuelta: ‘Vigilen a quien firmó la noticia, porque no estuvo allí. Es imposible’. Y cuenta que los manifestantes ocuparon un área mucho más extensa que la considerada por el diario.

Otro lector plantea una queja complementaria: ‘El País ha comenzado una estrategia informativa encomiable, que es cubicar a los asistentes. Lo que, en mi opinión, no es correcto es cubicar sólo las manifestaciones opuestas a la línea editorial del diario’. Subraya que el mismo día se publicó que en la marcha de gays celebrada en Barcelona hubo ‘más de 3.000 personas’ y que al carnaval de Carlinhos Brown en Madrid acudieron decenas de miles. ‘O cubicamos todas o no cubicamos ninguna’, concluye.

En primer lugar, debo precisar que el cubicaje de las manifestaciones no es algo nuevo, sino que lo establece el Libro de estilo desde hace muchos años. Su artículo 2.51 dice así: ‘En las manifestaciones de asistencia fácil de calcular (centenares, algunos millares) hay que incluir directamente el número de participantes, al margen de dar también las cifras facilitadas por la policía o los organizadores. En las grandes manifestaciones, el periódico ofrecerá un cálculo propio, pero siempre explicando el mecanismo utilizado (preferentemente, el espacio ocupado por los manifestantes, multiplicado por una media de personas por metro cuadrado)’.

La norma es clara, aunque no siempre se cumpla, como sucedió con la manifestación del 4 de junio convocada en Madrid por la Asociación de Víctimas del Terrorismo, cuya información no incorporó un calculo propio de asistentes. Sí se cumplió en la manifestación contra la guerra de Irak celebrada el 15 de febrero de 2003, a la que asistieron en Madrid 991.000 personas, según los cálculos del diario (dos millones, según los organizadores), y en la convocada por Nunca Máis en la capital ocho días después, que el diario cifró en 240.000 (un millón, según los organizadores).

Tomás Ondarra, redactor jefe de Infografía, explica cómo se calcula previamente la superficie de las calles y plazas por las que discurrirá la manifestación: ‘El País utiliza como fuente los mapas callejeros detallados que suministran los ayuntamientos. Tras aplicar técnicas digitales y de tratamiento de imagen, se crea una fotografía de la zona, de la que después se obtiene la superficie de cada tramo analizado. A esta cifra se le resta el espacio que abarcan las áreas que no pueden ocupar los manifestantes, tales como las fuentes, los parterres y ciertos jardines, así como los accesos subterráneos para vehículos’.

La superficie disponible entre la plaza de Cibeles y la Puerta del Sol, el espacio previsto para la manifestación del Foro de la Familia, es de unos 45.000 metros cuadrados. El diario calculó que cada metro cuadrado fue ocupado por cuatro manifestantes y eso le dio una cifra de asistentes de 180.000 personas. ¿Había fuera de esa área gente que no fue contabilizada, como critican algunos lectores? ¿Los no contados eran más de un millón de personas?

Para tratar de situar el tema en un plano objetivo pedí a la Dirección General de Policía alguna fotografía que diera idea del espacio ocupado. La imagen recibida es la que figura junto a estas líneas, tomada desde un helicóptero cuando la primera cabecera de la marcha había superado la calle de Sevilla (abajo se ven claramente la segunda y la tercera cabeceras) y faltaba poco para que alcanzara la Puerta del Sol.

Arriba se aprecia que entre la plaza de Cibeles y la puerta de Alcalá hay gente, pero dispersa, mientras que más atrás, hasta O´Donnell, no hay nadie. Por un claro en el arbolado del paseo del Prado (arriba, a la derecha) se aprecia que apenas quedan ya manifestantes en esa área. A la izquierda, en el paseo de Recoletos, no se aprecia en esta imagen cuánta gente hay. Aproximadamente media hora después de hacerse esta foto, momento en que se efectuó el cálculo de El País, había ‘grupos dispersos’ en Recoletos a lo largo de 100 o 150 metros, según las notas de una redactora que cubrió la manifestación.

A diferencia del periódico, la policía no hizo el cálculo de asistentes con la cabecera de la marcha ya en la Puerta del Sol, sino justo antes. Según su informe, estimó que había una persona por metro cuadrado en la plaza y tres a lo largo de Alcalá hasta Cibeles. Además, consideró que en áreas de las calles adyacentes había manifestantes a razón de 1,5 o 2 por metro cuadrado. Unas 166.000 personas en total, cifra similar a la de El País, aunque el momento del cálculo fuera distinto.

A la Consejería de Justicia e Interior le pedí información sobre cómo se había establecido la cifra de 700.000 manifestantes ofrecida por la Comunidad de Madrid, pero no facilitó detalles. Sobre el método utilizado por el Foro de la Familia para fijar su cifra de 1,5 millones, una portavoz me remitió a la conferencia de prensa ofrecida por el vicepresidente, Benigno Blanco, el jueves pasado. En ella, según el redactor de El País que asistió, el dirigente del Foro dijo que cuando la cabecera alcanzó la Puerta del Sol, la manifestación llegaba por la calle de Alcalá hasta O´Donnell, por el paseo del Prado hasta la plaza de Neptuno y por Recoletos hasta la plaza de Colón. La foto publicada en esta página le desmiente.

Efectuar un cálculo propio de asistentes es una tarea arriesgada y difícil, cuyos métodos hay que seguir perfeccionando. Pero la acreditada desmesura de los organizadores a la hora de contar manifestantes la convierte en necesaria. No se puede olvidar que en la mayoría de manifestaciones es el dato más importante.’